Chile inició el proceso de legalización de inmigrantes

Al menos 300 mil extranjeros tendrán la posibilidad de normalizar su situación en el país vecino.
martes, 24 de abril de 2018 · 07:39

SANTIAGO DE CHILE - El nuevo proceso de regularización de inmigrantes comenzó ayer en Chile, donde los cerca de 300 mil ilegales -del millón de extranjeros en el país- ahora podrán normalizar su situación en el país.    

Largas filas pudo ver ANSA por el local ubicado a una cuadra del palacio de Gobierno de La Moneda, en la Alameda Bernardo OHiggins, donde venezolanos, colombianos, peruanos, bolivianos y, mayoritariamente haitianos, soportaban el frío para horas después exteriorizar su decepción al no poder ser atendidos y sólo algunos alcanzarían un número para el día siguiente. Carabineros explicaba que disponían de dos meses para realizar el trámite, pero muchos desconfiaban tras la masiva llegada de inmigrantes en los últimos años. Si hace un lustro se hablaba de poco más de medio millón de extranjeros, hoy superan el millón de personas, según registros del Ministerio del Interior.    

El gobierno abrió el proceso de regularización, el tercero desde 1990 cuando empezó la primera oleada de inmigrantes, principalmente peruanos, en coincidencia con la recuperación de la democracia y mejores expectativas económicas.    

"Queremos que la migración a nuestro país sea una buena migración, ordenada, regulada y segura, que permita mejorar la calidad de vida, tanto de los que vienen a Chile como también de los propios chilenos", resaltó el presidente, Sebastián Piñera, el cual recorrió hoy el estadio Víctor Jara, uno de los 100 puntos de atención.    

El mandatario dijo, "con mucha franqueza, bienvenidos a Chile los que vienen a trabajar honestamente, los que vienen a cumplir nuestras leyes, los que vienen a integrarse a nuestra sociedad, los que vienen a hacer un aporte al desarrollo de nuestro país".    

Maira Alejandra (23), de Cali Colombia, junto a su hijo de tres años, contó a ANSA que debe presentar una carta de reconsideración luego que Extranjería rechazara la renovación de su visa laboral. Ella se desempeña como garzona "pero mi empleador suspendió las cotizaciones y cuando Extranjería vio que no estaba activa, me rechazaron la visa".    

"Yo estoy con mi esposo y mi hijo, ellos ya tienen papeles, falto yo". Su marido Alejandro migró hace más de un año y trabaja como jefe de bodega de una tienda de útiles escolares.    

Ya está acostumbrada a Santiago, incluso al frío seco de la cordillera de los Andes. Lo que menos le ha gustado es que "alguna gente no acepta que haya tanto migrante, lo que es entendible".    

Pagan 510 dólares mensuales para rentar un departamento en Estación Central. Pero no se queja y opina que "Santiago es caro pero al menos se puede ahorrar para proyectos de viviendas, vacaciones, lo que no se puede hacer en Colombia". Además, rescata, "aquí hay muchos beneficios". Por su parte el haitiano Wil, de 48 años, un profesor de francés, va a cumplir dos años en el país.    

Cuando llegó a Santiago, recordó que un amigo le habló de comprar un contrato. "Cuando voy a mostrarlo a Extranjería me dicen que el contrato es falso, y me pide un nuevo contrato, pero antes debía pagar la multa, 60 lucas (60 mil pesos equivalentes a 100 dólares). Ahora no trabajo, no hay. El nuevo presidente Piñera quiere regularizar a los extranjeros y tenemos dos meses, pero hoy atendieron a 30 personas", destacó.    

Reconoce que en estos dos años ha sido un "ilegal, pero somos hijos de Dios, no extranjeros de Dios, por lo que no deberíamos ser ilegales". Vive en la paupérrima comuna de El Bosque, en el sector sur de la capital. Arrienda una pieza "chiquitita" por la que paga 133 dólares y "sólo cabe una cama, un velador y mi maleta en el piso" que le sirve de ropero. Relata que no ha venido su familia porque "Chile es un país difícil y más difícil es integrar. El proceso de Chile es muy complicado. Por ejemplo, cuando los extranjeros llegaron a Brasil, el Estado regularizaba después que uno tenía trabajo; acá no, uno tiene que llegar con trabajo". No se quiere quedar en Chile, "voy a volver a mi país". "Hay una discriminación para el negro, sobre todo, con los haitianos, somos mal vistos; es un pecado el color de piel", lamentó.    

"Si un amigo me dice que viene aquí, yo le digo: No, no, no" y explica que sigue llegando gente de su país, porque "en Haití hay poco trabajo, vienen a Chile para encontrar una vida buena".

Con visa de turista está Mailén, pero dice que le están pidiendo que se registre. Llegó el 7 de abril junto a su familia porque tiene un hijo que lleva ya un año en Chile y asegura que "el trato ha sido excelente, la gente muy cordial, muy educada".    

Cuatro meses, lleva el haitiano Eric (29), quien arrienda una pieza con un amigo en la comuna de Lo Espejo. En este momento no está trabajando. Quiere quedarse, dice que la gente lo ha tratado bien. "Me siento incómodo porque estoy sin trabajo. No he sentido discriminación" pero tampoco se ha sentido acogido. Cursó hasta la mitad de la secundaria y le ha costado integrarse por el idioma, pero no por el color. El boliviano Edgar llegó hace siete meses y se desempeña en la comuna rural de Melipilla, en la cosecha. Con estudios secundarios incompletos, afirma que de Chile le gusta todo, salvo que los chilenos "hablan muy rápido". Vino por trabajo y porque "quería conocer el mar". 

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