Informe vitivinícola: la tormenta no termina

viernes, 19 de octubre de 2018 · 07:00

Por Marcelo López

Especial para MendoVoz

 

La situación de la vitivinicultura argentina sigue los avatares de la economía argentina, como hemos venido expresando semana a semana en este espacio.

Si bien las declaraciones de los referentes del sector vienen advirtiendo que el deterioro se profundiza, los números fríos preocupan cada día más. Las estadísticas del INV siguen constatando caídas tanto en las exportaciones, como en el consumo interno; y los medios masivos -en su mayoría absolutos desconocedores de la realidad- hablan del boom de la exportación de graneles cosa que no es tal, como ya hemos comentado.

Un grupo de exportadores de vinos varietales está más que preocupado, no solo por las condiciones macroeconómicas y la caída de consumo, sino también por la rentabilidad. Aseguran que a pesar de la devaluación, su situación exportadora es peor que cuando el dólar estaba entre $20 y $30. El aumento de costos, retenciones y recorte de reintegros son un combo letal que tiraría por tierra los cantos de sirena del gobierno acerca de los beneficios devaluatorios. En los próximos días es posible que se conozca una cuenta fina que podría asombrar.

Pero la industria se debe también algunas autocriticas profundas, su comunicación clasista de los últimos 20 años degradó y postergó a los vinos básicos, el célebre tetrabrick. Hoy esos vinos que son de muy buena relación precio-calidad, serían altamente competitivos contra la cerveza que ya ronda los $70 u $80, pero como dijo un referente de la industria “logramos que al consumidor le de vergüenza agarrar un tetrabrick”.

El viernes pasado, ACOVI a través de su observatorio dio a conocer el informe de costos del productor vitivinícola y califica la situación de preocupante y compleja por una multiplicidad de razones.

Por un lado, el precio del tinto genérico y el blanco escurrido se encuentra en niveles inferiores de diciembre de 2017 y de septiembre del año pasado “para que un productor de vino tinto genérico o de blanco escurrido pueda adquirir hoy la misma cantidad de bienes y servicios que compraba hace un año -con lo que recibe por un litro de vino tinto o blanco-, el precio de septiembre de 2018 debería ser un 42% mayor para el tinto y un 39% para el caso del blanco” destaca el informe.

A eso hay que sumar el impacto inflacionario que afecta el consumo y los costos, la devaluación del 138% respecto a septiembre de 2017 que “tiene un importante impacto en los costos totales de producción a través del costo de los insumos (agroquímicos) denominados en dólares”, el aumento del combustible 66% interanual y la energía eléctrica que trepó un 118% interanual.

No hace falta agregar que la rentabilidad vuelve a ser negativa para los productores, que ven la próxima cosecha con un grado de preocupación inédito en los últimos tiempos.

Este panorama que trazamos semana a semana, se muestra desalentador para un sector que trata de no caer en crisis terminal. Como expresó un dirigente cooperativo ante la consulta de esta columna, “es difícil transmitir esperanza en este clima, pero la vitivinicultura y la vendimia es eso: esperanza de que lo que viene será el mejor vino”.

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