Crece el impacto de la vitivinicultura en la economía argentina

viernes, 11 de mayo de 2018 · 07:00

Por Marcelo López Álvarez

Las implicancias de la corrida contra el peso y la volatilidad económica que vive por estas horas la Argentina, también llegan a la industria vitivinícola.

La disparada del dólar pinta una pequeña sonrisa en los exportadores, pero también genera preocupación: “Una corrección moderada del tipo de cambio ayuda, pero estas disparadas grandes terminan mejorando un poco el rendimiento de lo que ya tenés vendido o por liquidar, pero a corto plazo complican mucho, porque es imposible que no se trasladen a costos y se termina comiendo la mejora rápidamente”, grafica una fuente muy allegada al sector de los exportadores.
En el mercado interno la situación aún es peor porque estas corridas cambiarias tienen fuerte impacto inflacionario con continuidad en la caída del poder adquisitivo del consumidor, pegando otra vez fuertemente en el consumo.

Pero además, los anuncios oficiales podrían dificultar negociaciones en marcha como las que se llevan adelante en la Mesa de Competitividad Vitivinícola por los reintegros de exportaciones. “Todo lo que signifique costo fiscal se va a poner difícil”, confirmó a este espacio uno de los participantes en las conversadas mesas que hasta ahora trajeron pocas concreciones.

En el marco de la sana pelea con las autoridades nacionales por mostrar la importancia de la industria en la economía regional y nacional, la Corporación Vitivinícola Argentina, ACOVI y el Observatorio Vitivinícola, junto a la Bolsa de Comercio y la Facultad de Ciencias Económicas, presentaron un interesantísimo trabajo sobre el impacto en la economía argentina de la vitivinicultura.

Este exhaustivo informe aporta números muy interesantes que incluso sirven para entender sociológicamente el porqué del impacto cultural que tiene la actividad en la región.

En 2017, la cadena de valor vitivinícola (vino, jugo concentrado de uva, pasas y uva de mesa) generó valor agregado por más $38.000 millones. Aproximadamente un tercio de ese valor lo aportó la producción de uva para vinificar ($12.800 millones), en tanto que el monto de valor agregado de la etapa de comercialización de vino es de $13.000 millones. Este dato es muy interesante porque muestra la capacidad de generación de riqueza que tiene la producción primaria, aportando casi el mismo importe.

La vitivinicultura argentina, según el informe, aportó al fisco en 2017 poco más de 4.400 millones pesos y generó 385 mil puestos de trabajo -106 mil directos y 279 mil indirectos-.

El año pasado se vendieron 900 millones de litros de vino en el mercado interno, con facturación de más de $58.000 millones y cerró el año con un consumo per cápita de 20,3 litros. En el exterior, Argentina vendió sus productos vitivinícolas (vino, jugo concentrado de uva, pasas y uva en fresco) por poco más de U$S953 millones en 122 países.

La cadena vitivinícola representó el año pasado aproximadamente el 0,4% del producto bruto interno argentino. El valor puede parecer bajo, pero si se advierte que la vitivinicultura se desarrolla en solo el 0,1% de la superficie del país, multiplica por cuatro su participación contra la superficie que ocupa.

Los números muestran claramente la incidencia de la industria madre en la región y reafirman la necesidad de que las autoridades y el Estado cuiden una actividad fundamental para la imagen y el desarrollo de Argentina ¿Se logrará?

 

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