Vitivinicultura: Rebelión en la granja

viernes, 25 de mayo de 2018 · 07:00

Por Marcelo Lopez Alvarez

Especial para MendoVoz

 

 

Durante los últimos 20 años el mercado del vino sufrió una fuerte transformación que lo llevó a un lugar de calidad superlativa y competitiva en el mundo, pero también un espacio lleno de glamour y cierto elitismo.

Hoy ese modelo, esa forma de comunicación, está en fuerte debate. La vertiginosa caída del consumo interno y los cambios de los gustos y tendencias de los mercados internacionales, son el marco en el cual el mundo del vino se mueve por estos días de complicaciones internas y externas.

La industria es amplia con muchísimos actores de orígenes e historias  diversas, a lo que también se suman concentraciones, inversiones extranjeras, PyMes y hasta productores artesanales, todos conviviendo bajo el mismo techo del vino argentino.

Esas complejidades del mundo vitivinícola son muchas veces la madre de las conversaciones, quejas, reclamos, que hacen la sal de las mesas y corrillos.

Mientras las bodegas siguen elaborando y miran de reojo el consumo y los productores aumentan la preocupación por los precios, comienzan a aparecer cuestionamientos a las políticas oficiales. En las últimas semanas un grupo importante de enólogos -la mayoría muy reconocidos- junto a algunos empresarios, empezaron a mirar finito hacia el INV.

En medio de la crisis de consumo y mercados, la crítica hacia la conducción del edificio de la calle San Martin no tarda en aparecer. Los enólogos y empresarios aseguran que no hay, desde el organismo oficial, adecuación a los nuevos tiempos y a la necesidad de actualizar los productos de la industria en pos de los nuevos gustos, mercados y consumidores.

El mercado se ha vuelto súper dinámico, los gustos han cambiado, los consumidores también y ese cambio tiene que ser acompañado por la industria y aducen que los principales obstáculos son puestos por el Instituto que -según dicen- se ha vuelto excesivamente reglamentarista y casi un ente recaudador, con solo objetivo: de sostenerse con presupuesto propio.

Varios de los integrantes de esas mesas que se transforman en largas tenidas sobre la industria, no verían con malos ojos la vuelta de la política a la conducción del INV o una reestructuración donde haya representantes del sector.

A modo de anécdota, para ejemplificar la situación, cuentan las vicisitudes que tuvo que atravesar el elaborador de un nuevo producto para lograr su autorización y ahora acaba de obtener una medalla en la Vinandino. “Los tipos son emprendedores y cabezas duras. Cualquier otro hubiera abandonado en el intento” comentan en las reuniones.

Desde la calle San Martín aseguran que comprenden los nervios por el momento que está pasando la vitivinicultura, pero el INV solo cumple la ley y reglamentaciones vigentes y con algo de maldad agregan “quizás estaban acostumbrados a alguna vista gorda. Pero no se tienen que enojar con nosotros, sino con los que no actualizan leyes y reglamentaciones. Todas las propuestas que lleguen las vamos a escuchar y ayudar en la discusión, si es necesario”.

Antes de cerrar esta columna, el martes el Gobernador difundió por las redes sociales su reunión con el Ministro de Agricultura junto al titular del ISCAMEN, por el financiamiento del programa de combate de la Lobesia Botrana. Lo poco que se filtró de la reunión es que fue en buenos términos, pero muy dura. Mientras este ejemplar se esté imprimiendo, podría llegar la respuesta del Ministerio de Agricultura; no hay demasiadas esperanzas de respuestas muy positivas, más aún en el contexto de ajuste que el gobierno nacional está aplicando, pero la apuesta es que el Estado Nacional ponga una parte, por lo menos importante, en vista del golpe que sería para el mercado internacional y la imagen de la bebida nacional.

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