Informe vitivinícola: otro golpe al mentón

viernes, 17 de agosto de 2018 · 07:00

Por Marcelo López

Especial para MendoVoz

 

La resolución del Gobierno Nacional, de recortar hasta en un 66% los reintegros de exportaciones, pone más signos de interrogación -como si ya no hubiera pocos- en la industria vitivinícola.

Un cuarteto de dirigentes ligado a la vitivinicultura, comentaba en la mañana del miércoles su decepción con el futuro de este gobierno y la posibilidad de solucionar algún tema no ya a corto, sino a mediano plazo.

Uno de los comensales preguntó si ya había fecha para la visita del ministro Sica, otro de los asistentes dudó ¿Para qué? Y contó con buena información que apenas 48 horas después del decretazo ajustador, el Ministro había estado reunido con la cúpula de la Unión Industrial Argentina y les había garantizado que no se tocarían los reintegros a las exportaciones, porque Argentina necesitaba exportar.

De allí se entiende el duro cuestionamiento y comunicado de la UIA apenas horas después de que se conociera la decisión de Hacienda.

Dos de las principales entidades también se sumaron a los cuestionamientos; Bodegas de Argentina tomo posición oficial en un comunicado expresando “su total discrepancia ante la posibilidad de que dicha medida alcance al sector vitivinícola. La entidad, que nuclea más de 230 bodegas que hacen al 90% de la exportación de vino fraccionado, considera que este cambio en las reglas impositivas resultaría injusto: los reintegros no son un subsidio al sector sino que son la devolución equitativa de impuestos indirectos sobre productos que se exportan. El monto de reintegros asciende aproximadamente a los 48 millones de dólares al año, siendo que la industria exporta anualmente 800 millones de dólares con un reintegro de seis puntos porcentuales”.

Desde ACOVI en tanto aseguraron “que las medidas anunciadas generan incertidumbre en las economías regionales y en la vitivinicultura en particular. La decisión no trae previsibilidad ni tranquilidad porque ha sido inconsulta y de alguna manera cambia las reglas del juego” y agregan que “esta disminución de reintegros a la exportación que alcanza al sector vitivinícola es totalmente opuesta a lo solicitado en reiteradas oportunidades: aumentar los reintegros frente a un mercado interno cada vez más deprimido”.

Es cierto que la devaluación de la moneda, que acumula más del 210% desde diciembre de 2015, ha mejorado la competitividad sobre todo en los gráneles como lo muestran los últimos números del INV que marcan una interesante recuperación en porcentajes (aunque aclaremos arrancando de un piso muy bajo de 2017) pero no es menos cierto que esos beneficios son circunstanciales, por ello los reintegros siguen siendo un arma importante para la exportación.

Quien no esté demasiado metido en este mundo de números puede preguntarse por qué transitorio si el dólar alto, en camino a recontra alto, parece que llegó para quedarse por un tiempo largo.

La respuesta es simple: un exportador -sobre todo los pequeños y medianos- tienen el mismo problema que cualquier ciudadano que ve y sufre como la escapada del dólar dispara la inflación y el costo de sus servicios y consumos.

La industria vitivinícola, al igual que muchas economías regionales, tiene la mayoría de sus insumos dolarizados (botellas, corchos, capsulas, etiquetas, agroquímicos, etc) y este gobierno sumó la dolarización de tarifas energéticas y combustibles aumentando aún más las complicaciones.

En ese marco está claro que la caída de los reintegros será un fuerte golpe que la industria en general sentirá y volverá a poner en riesgo la incipiente esperanza de recuperar competitividad en la exportación.

 

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