Entre Lilita y el peronismo del “medio”

lunes, 17 de septiembre de 2018 · 07:00

por Ricardo Kirschbaum para diario Clarín

Dos de las condiciones que públicamente reclamó Lilita Carrió se cumplieron: Lorenzetti fue reemplazado como presidente de la Corte y Ernesto Sanz, el radical que muchos adherentes a Cambiemos quisieran ver en un puesto ejecutivo, no se convirtió en ministro.

Si se une estos hechos con su enfática demostración de fe en Macri se podría concluir en que la legisladora logró sus objetivos. Sin embargo, no todo ha sido tan mecánico. La persistencia de la ofensiva de Carrió sobre el ex presidente de la Corte coincidió con la oportunidad que se abrió por la oscilante adhesión de Highton de Nolasco a la mayoría en la Suprema Corte. La jueza junto con Rosenkrantz y Rosatti tiene un pedido de juicio político por aquel polémico fallo del 2x1 en los casos de lesa humanidad. La cuestión es manejable pero en estos tiempos de alta volatilidad política siempre está presente y hay quienes lo recordaron entre las razones del take over hostil del martes.

Aunque el Gobierno busca desentenderse del acontecimiento, describe la llegada de Rosenkrantz como una muestra de la transición hacia otro tiempo político. El elegido tiene pasado radical por su adhesión a Alfonsín, pero ha preferido siempre mantenerse en el terreno académico y del derecho. Un muy allegado a Macri decía esta semana que estaba casi seguro que el Presidente seguramente ni recordaba el nombre de pila del reemplazante de Lorenzetti, un modo exagerado de decir que, como en otras cosas, el Presidente no intervino. Los que sí vieron la oportunidad fueron sus asesores directos y trabajaron hasta lograr ese objetivo.

Respecto de Sanz, después de aquel remedo de la película “La Fiesta inolvidable” de Peter Sellers que se vivió en Olivos hace dos semanas, lo que no cuaja es simple: el radical es más influyente desde afuera que adentro. Y hay dudas de que Macri lo quiera en un lugar más político que el que le ofrecían en esa confusión.

Macri ahora parece que se siente cómodo con menos ministros, pero el mismo confort se manifestaba antes con el doble. Así que no se sabe. También aquí se habla de adaptación a las circunstancias. Todavía no hay preocupación electoral -el triunfo en Marcos Juárez, cuna de Cambiemos, es exhibido como una evidencia- porque la urgencia económica quema.

El peronismo del medio, como se llama ahora a los “racionales”, comenzará a mostrarse esta semana cuando se junten Schiaretti, Pichetto, Massa y Urtubey, a los que se pueden juntar otros gobernadores resentidos por una pelea feroz en el CFI en la que se ventilaron viejas y nuevas querellas. A pesar de ellas, es bastante posible que el Gobierno consiga que le voten el presupuesto de equilibrio fiscal -habrá algunas concesiones, dicen, para compensar la caída del Fondo sojero- siempre que sea presentado como el presupuesto de Macri.

A este sector lo que le interesa es ocupar un lugar en la oposición. Por eso, se opone al proyecto de eliminar las PASO de agosto, negado en la Casa Rosada pero conveniente a los planes de fragmentación que el peronismo padece y padecerá por los cuadernos de las coimas.

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