Informe vitivinícola: paciencia y fortaleza

viernes, 21 de septiembre de 2018 · 09:59

Por Marcelo López especial para MendoVoz

Después de varias semanas de agitación y numerosas reuniones que incluyeron el encuentro con el Presidente de la Nación en estas tierras, la semana vitivinícola vive algo de sosiego.

Las bodegas y los productores ya empiezan a concentrarse de lleno en lo que viene, la nueva cosecha, aunque no por ello descuidan seguir de cerca la evolución de la economía que augura un fin de 2018 muy complicado y un 2019 aún más.

Hasta el momento no ha habido respuesta alguna a los reclamos que se presentaron en la reunión de la Bodega Brescia, el silencio de las autoridades nacionales y provinciales es por ahora lo único que se ha escuchado.

Ante la magnitud de los acontecimientos el sector está en guardia y esperan que se profundice el estudio del Presupuesto 2019. Todos están atentos a desmenuzar los números, sobre todo los impositivos. Por lo pronto desde el sector cooperativo la aparición de la imposición de ganancias para las cooperativas, es visto como una muy mala noticia. Si bien aún no está claro cuál es el alcance, ya están en guardia. El golpe para las cooperativas vitivinícolas y productivas en general sería durísimo, sobre todo por la fuerte afectación que puede tener en el corazón de su funcionamiento.

Esta semana el INV publicó un informe ampliado de las exportaciones del periodo enero-agosto de este año. Sin dudas la devaluación del tipo de cambio acompañó una sensible mejora de los números finales de agosto. Pero en volumen, la situación sigue siendo preocupante: la exportación de vinos fraccionados cayó 2,4 % respecto al año pasado y, si bien los vinos a granel y el mosto al ser commodities que se recuperan rápidamente tuvieron un crecimiento de 410 % y 114,1 % respectivamente con respecto al mes anterior, desde el sector advierten que los pisos para comparar eran muy bajos o casi inexistentes.

La caída de los fraccionados (varietales y sin mención) que es lo que realmente tiene valor agregado en la industria no se detiene, aunque puede ser tomado como buena noticia que en los tintos la caída fue solo del 1,1 %, lo que puede transformase en un crecimiento pequeño, pero crecimiento al fin en los próximos meses.

Claro que para ello deben darse condiciones que por ahora no aparecen consolidadas. El propio presupuesto presentado por el Gobierno vuelve a apostar a un dólar atrasado, lo que sumado a la inflación volvería rápidamente a complicar la competitividad del vino argentino.

La tradicional paciencia y fortaleza de los productores vitivinícolas parecen ser las características necesarias a las que tiene que recurrir la industria por estos días, mientras se discute el futuro de la macroeconomía argentina que, como pocas veces, tendrá una incidencia fundamental en el futuro de nuestra industria madre.

 

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