Falleció Julio Monzalvo, conductor de locomotoras y miembro del Ferroclub

Gracias a él, existen registros fotográficos de cómo era la vida en la cordillera y sobre todo, cómo era el Ferrocarril Trasandino. 
martes, 30 de enero de 2018 · 07:51

Este lunes, falleció don Julio Tito Monzalvo, un ilustre historiador, conductor de locomotoras, ferroviario del Ferrocarril Belgrano e impulsor del Museo Ferroviario Godoy Cruz, Ferroclub Trasandino.

Gracias a él, existen registros fotográficos de cómo era la vida en la cordillera y, sobre todo, cómo era el Ferrocarril Trasandino. Muy amigo de todos, y siempre dispuesto a contar sus anecdotas. Tenía una memoria envidiable.

Hoy una sala del Museo Ferroviario Godoy Cruz lleva el nombre de Julio Monzalvo. El acto se llevó a cabo en 2015, cuando el Municipio de Godoy Cruz junto a la Asociación Ferroclub Trasandino realizaron la inauguración de este espacio en el parque Benegas de Godoy Cruz.

Julio Héctor Monzalvo, mendocino por adopción, nació en la Capital de la provincia de Córdoba el 2 de abril de 1927. Desde 1946 (19 años) hasta 1982 (55 años) -fecha de su jubilación- trabajó durante 36 años en el ferrocarril, como foguista primero y luego como maquinista de locomotoras a vapor y diesel.

"Con gran pesar despedimos a Julio Monzalvo, parte fundamental de la historia de nuestros ferrocarriles, que supo inmortalizar gracias a su afición a la fotografía. Parte de su legado está en el Museo Ferroviario de Parque Benegas", así lo despidieron desde la Municipalidad de Godoy Cruz, en su cuenta de Twitter.

"Amoroso padre, abuelo, amigo, es un referente de toda una vida dedicada al ferrocarril. 
Dueño de una memoria prodigiosa e inmensa lucidez, resulta sumamente placentero escuchar el relato de sus vivencias como avezado conductor de locomotoras de la cordillera mendocina. 
Nadie puede dejar de estremecerse cuando en documentales o entrevistas televisivas -con un increíble manejo de las cámaras- o en charlas cotidianas, Don Julio o Julito -como cariñosamente le decimos quienes lo conocemos- se emocionaba y recordaba con inmenso cariño su trabajo, sus compañeros y la vida en Polvaredas. O cuando brotaba en su mirada la tristeza por el abandono actual de aquellos pueblos que brillaban cuando el ferrocarril llegaba a ellos. Aún así siempre su mensaje es esperanzador, cuando dice sonriendo que todo puede estar destruido “pero mantiene el alma”

"No sólo las palabras hablan de este “mendocino por adopción, sino también su inmensa colección de fotografías -que él mismo tomaba, revelaba, ampliaba e incluso regalaba- que pintan de cuerpo entero toda una época, y también la cotidianeidad de quienes eran sus “compañeros de vida” en la cordillera. De todas ellas nos ha explicado simpáticamente y con lujo de detalles las circunstancias en las que fueron tomadas. 

"Buena parte de estas verdaderas “joyas” forman parte de un archivo que desde hace varios años comparte generosamente con el Ferroclub Trasandino Mendoza. Incluso algunas fueron publicadas en revistas especializadas de Europa.

"Aún con sus años, a los que lleva con una hidalguía sorprendente, posee una capacidad inmensa para contemporizar, podríamos decir que “es un espíritu joven”. Con su cámara de fotos digital continúa con su pasión por registrar todo aquello que a sus ojos resulta atractivo o interesante”, escribió hace un tiempo en su homenaje la familia Lepez - Alí.