Polémico muro antidrogas

Una valla de hormigón de cuatro metros es la discutida solución en Milán para impedir las incursiones de drogadictos.
viernes, 19 de octubre de 2018 · 07:00

Un muro de cuatro metros de altura es la solución en Milán para impedir las continuas incursiones de tóxico-dependientes sobre las vías del tren en una zona periférica de la ciudad del norte de Italia.

La construcción de cemento no basta para frenar el fenómeno de la droga en Rogoredo, en el extremo sudeste de la metrópolis, donde un desfile de personas se inyecta en lo que se define como "una de las grandes áreas del tráfico ilegal de Europa".

La construcción de 600 metros se está terminando. Desde hace meses la presencia de las fuerzas del orden es constante, con periódicos operativos en la zona llamada del "Bosquecito", pero con el muro casi terminado también hoy llegaron cientos de consumidores provenientes de toda Lombardía y de otras regiones.

Un fenómeno que parece parece no se puede solucionar, como testimonian los residentes preocupados: "Acá es una tragedia, basta mirar por la ventana para ver pasar cada día 300 0 400, algunos físicamente muy descuidados, descalzos o inestables", contó un señor de mediana edad, vecino de la calle Orwell y del metro Rogoredo.

"Es verdad, también acá en el metro es un problema. Apenas lasa fuerzas del orden terminan de patrullar salen decenas a pedir dinero para luego subir a la superficie, enfilar algún camino en el verde o el camino ferroviario y andar a comprar la 'negra' (una heroína de bajo costo, ndr)", dijo un transeúnte.

El muro, como explicaron algunos carabineros de patrulla, "va a impedir el paso sobre las vías de alta velocidad poco antes de un túnel donde se registraron accidentes mortales".

Y "se terminarán en la semana bloques de barrera anti intrusión", como dijo Luca Cavacchioli, director territorial de la Red Ferroviaria Italiana (RFI) de Lombardía.

Sobre el tema se habló también pocos días atrás, cuando el ministro del Interior y vicepremier, Matteo Salvini, visitó la prefectura mientras desde la comuna no hubo comentarios.

"Mire, acá la gente se divide en dos escuelas de pensamiento: quien se preocupa de la ayuda a los adictos y quien quisiera eliminar el problema de la venta ilegal y punto", dijo Marco, el párroco de Rogoredo.

"El fenómeno avanza hace años, e involucra a una zona inmensa, por el campo se puede llegar hasta Lodi", una localidad distante a unos 40 kilómetros.

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