Tres ejecutivos de France Télécom, a prisión por 19 suicidios

Por primera vez, un tribunal francés reconoció y emitió una condena por “acoso institucional” a empleados, y marcó así un hito en las relaciones entre los trabajadores y la gerencia de una empresa.
sábado, 21 de diciembre de 2019 · 08:25

Un juicio por los suicidios de 19 empleados de France Télécom -ahora llamada Orange- en la década del 2000 arrojó como culpables e hizo encarcelar a un exjefe y dos exejecutivos de la compañía que habían instaurado en esos momentos una polémica política de reestructuración que afectó a miles de personas.

De esta manera, por primera vez, un tribunal francés reconoció y emitió una condena por “acoso institucional” y marcó así un hito en las relaciones entre los trabajadores y la gerencia de una compañía.

Además de que Didier Lombard, Louis-Pierre Wenès y Olivier Barberot estarán presos un año, con ocho meses suspendidos, la firma debe pagar €75.000 (U$S83.000) de multa a causa de esas muertes y de los intentos de otros 12 trabajadores, quienes perdieron esa condición después de sufrir depresión durante años.

 

 

Lombard, expresidente y director ejecutivo de la firma; Wenès, su director adjunto, y Barberot, exdirector de recursos humanos, también deben pagar multas, aunque por U$S16.600.

El defensor legal del expresidente comunicó que este apelará la sentencia.

Incluso fueron condenados otros cuatro ejecutivos por complicidad, con sentencias suspendidas de cuatro meses y multas de aproximadamente U$S5.500.

Al respecto, al diario francés Libération entrevistó a Jean Perrin, cuyo hermano Robert se quitó la vida en el 2008, y reflejó la satisfacción de aquel con el veredicto. Asimismo, Perrin aseguró que los ejecutivos “nunca tuvieron ningún remordimiento durante el juicio y constantemente culparon a sus subordinados”. Y aseveró: “Solo siento asco y desprecio por ellos”.

 

 

En ese entonces, la empresa había sido privatizada recientemente y encaraba una gran reorganización, por lo cual Lombard trataba de despedir a 22.000 empleados y de capacitar al menos a 10.000 trabajadores.

Algunos de estos fueron obligados a separarse de sus familias cuando las oficinas de la empresa fueron trasladadas o se les asignaron trabajos degradantes.

A tal nivel llegó la violencia de la situación que Lombard manifestó en el 2007 ante un grupo de ejecutivos de alto nivel: “Los sacaré de una manera u otra, por la ventana o por la puerta”.

 

 

Si bien él aceptó que esa medida había afectado a los empleados, rechazó que haya llegado al extremo de hacer que personas se suicidaran.

Entre los casos documentados están el de una mujer de 32 años se quitó la vida en su oficina en París en el 2009, el de otra que intentó suicidarse en Metz al enterarse de que estaban por trasladarla por tercera vez en un año y el de un empleado de 57 años que se suicidó cuando llegó al trabajo cerca de Burdeos en el 2011.

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