Estupor por un cura que asesinó a un seminarista

En México, decenas de personas salieron a la calle para defender el honor y la inocencia del religioso.
domingo, 23 de junio de 2019 · 22:23

CIUDAD DE MÉXICO- El asesinato de un seminarista de 29 años por parte de un sacerdote, quien había oficiado una misa en memoria del joven, causó estupor en el país.

Decenas de personas salieron a las calles para defender el honor y la inocencia del religioso, en el barrio Miguel Hidalgo, de la municipalidad Tlalpan, donde los miembros de la grey aseguran que la fiscalía acusa falsamente al detenido. "Él es inocente", "era casi un santo" y "siempre nos ayudaba" son algunas de las declaraciones formuladas a los medios locales por parte de los miembros de la comunidad que atendía el párroco, identificado como "el padre Francisco Javier".

El sacerdote está acusado de matar por asfixia al joven Leonardo Avendaño, diácono del santuario Cristo Salvador -a su cargo- y estudiante de maestría de la Universidad Intercontinental, un ateneo privado, y de abandonar su cuerpo dentro de una furgoneta en un paraje boscoso.

"Es todo mentira. Tiene que ser todo mentira. Para nosotros es un gran padre. Que la Justicia vaya a atrapar a aquellos que matan de verdad", señalaron los feligreses.

Según el peritaje de la fiscalía, Leonardo pasó al menos cuatro horas la noche de su muerte en la casa del sacerdote y a este le habría tomado 13 minutos llegar al lugar en donde quedó abandonado su cuerpo.

Todavía está por aclararse el móvil del asesinato, pero se tejieron un sinnúmero de conjeturas y especulaciones.

Se habla, por ejemplo, de que habría muerto en medio de una especie de juego -quizá de índole sexual- que se salió de control, pues no fueron halladas huellas de violencia en el cuerpo del seminarista o señales de que haya intentado defenderse.

Sin embargo, la fiscal local, Ernestina Godoy, descartó que se trate de un crimen pasional.

Las cámaras de seguridad de la Ciudad de México pudieron captar el momento en que ingresó a la casa parroquial a bordo de su vehículo, donde pensaba pasar la noche debido a que un amigo de su familia que estaba de visita se había hospedado en su casa.

El cadáver fue hallado a nueve kilómetros del lugar, donde los peritos de la fiscalía recogieron numerosas evidencias.

El arresto del sacerdote tuvo lugar ayer, una semana después del asesinato que en principio se creyó derivado de una ola de secuestros a jóvenes universitarios que se registra en la Ciudad de México.

"Que agarren a la víbora", había dicho el padre Francisco después de la misa luctuosa en la cual apareció algo afectado, pero no lo suficiente como para encabezar la liturgia y hablar con los medios de comunicación.

"Leonardo deja un vacío bastante grande. La comunidad está consternada. Fue una cosa inesperada y eso duele. Estamos tristes, pero al mismo tiempo tenemos fe y nos alimenta mucho saber que está con Dios", le dijo el padre Francisco Javier a la revista religiosa Desde la fe.

"Que Dios lo perdone, nosotros también, pero que la Justicia haga lo suyo", afirmó el sacerdote después de la liturgia. Pero luego desapareció varios días cuando la policía lo buscaba para interrogarlo, lo que levantó sospechas.

La policía investiga a un cómplice que habría recogido al sacerdote después de que este abandonara el cuerpo de su amigo en una zona boscosa, a nueve kilómetros de la casa parroquial.

La hipótesis de los investigadores policiales apunta a que el sacerdote asesinó a Leonardo por ahorcamiento, lo cubrió con una frazada y una bolsa y luego huyó en un segundo vehículo.

Fue el propio religioso el que le comunicó a la familia sobre la desaparición del joven, según diversos testimonios.

La fiscalía deberá presentar mañana más pruebas para que el juez decida si procesará al sacerdote, pero existen muchas cuestiones sin resolver.

El crimen causó una gran extrañeza porque el presunto asesino solía ayudar a los feligreses -muchos de ellos, pobres- y apoyar a jóvenes para enfrentar problemas de drogadicción. Además participaba activamente en una emisión radiofónica católica denominada El pulso de la fe, en la que hablaba de exorcismos, aborto y violencia. (ANSA)

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