El polvo del Sahara se cierne sobre La Habana

Las autoridades sanitarias y meteorológicas hicieron advertencias a la población sobre la nube de polvillo del desierto que arribó a la isla.
miércoles, 24 de junio de 2020 · 07:52

Las autoridades sanitarias y meteorológicas hicieron advertencias a la población sobre la nube de polvo del desierto del Sahara que arribó a Cuba, especialmente a quienes sufren de asma o alergias.

El doctor José Rubiera, prestigioso meteorólogo nacional anunció que ese polvo entra en la atmósfera de la isla como aire muy seco que disminuirá las lluvias y aumentará la ya alta sensación de calor. Su único efecto positivo parece ser que evitará la formación de huracanes.

Por su parte las autoridades sanitarias advirtieron a la población sobre la posibilidad del aumento de dificultades respiratorias, ojos congestionados y tos. Recomendaron a los ciudadanos no dejar de usar el nasobuco (mascarilla facial) que ya se usa hace meses contra el Covid-19, para evitar los efectos de la nube de polvo.

El mayor desierto del mundo en África "dispara" cada año a la atmósfera superior polvo que después se mueve en forma de nube por el mundo.

Sugirieron además el empleo de lentes protectores, lavarse las manos, evitar tocarse los ojos y tapar los alimentos y el agua para impedir su contaminación. El polvo del Sahara, que ya cubre islas como Puerto Rico nublando el cielo como si fuera a llover, hará lo mismo con Cuba, el mar Caribe occidental y el sudeste de Estados Unidos y México.

"Los modelos sugieren que los valores de las concentraciones de polvo estarán muy por encima de los niveles normales, factor que ocasiona un deterioro apreciable de la calidad del aire", advirtieron meteorólogos cubanos.

El polvo carga materiales altamente nocivos para la salud humana como minerales como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio, además de virus, bacterias, hongos, ácaros patógenos, estafilococos y contaminantes orgánicos persistentes.

También puede empeorar problemas del medio ambiente como el declive de las poblaciones de arrecifes coralinos.

Contribuye a la proliferación de los denominados eventos de marea roja, asociados a grandes floraciones de algas, muchas de ellas tóxicas, y en la aparición de plagas en el arroz, frijoles, frutales, caña de azúcar y otros cultivos.

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