Las tensiones no aflojan en la UCR nacional

La mirada de los dirigentes pone foco en la reunificación de sus bloques en el Congreso.
domingo, 26 de diciembre de 2021 · 10:25

La lista de unidad que alcanzaron el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y el senador nacional Martín Lousteau, que consagró al primero como presidente del Comité Nacional luego de semanas de confrontación directa y broncas personales, alcanzó para contener las llamas pero no para apagar totalmente las tensiones entre los bandos.

La escisión del bloque radical en la Cámara de Diputados fue el punto más álgido en la saga de desencuentros entre el establishment de la UCR, que representan los gobernadores y figuras resilientes de la estructura radical como Mario Negri y Alfredo Cornejo, y el sector de la "Renovación" que quiere refrescar el partido centenario y darle una impronta generacional distinta de la mano de Lousteau.

La división de la tropa legislativa coincidió con un episodio que poco tuvo de anecdótico: la hostilidad recíproca por el liderazgo radical llegó a tal punto que apenas dos semanas atrás, en la sede del partido, el jujeño le revoleó un vaso de vidrio al economista de rulos, en medio de una reunión catastrófica en la que no pudieron ponerse de acuerdo en nada.

El asunto es que detrás de estas luchas intestinas por el poder partidario exhibidas prácticamente a cielo abierto, la UCR tiene el objetivo de empoderarse dentro de la coalición de Juntos por el Cambio para generar una alternativa presidencial propia que sea competitiva.

Pero poder dar ese salto de competitividad, que lo sustraiga del lugar de furgón de cola del PRO que jugó durante los años del macrismo en el poder, a la UCR no le queda más remedio que superar las fricciones internas que en las semanas previas pusieron a prueba la unidad. No le queda mucho tiempo con el 2022 a la vuelta de la esquina y un 2023 cada vez más cerca en el horizonte.

A todas luces, el primer paso en ese camino será lograr una rápida reunificación de los dos bloques de la Cámara de Diputados.

Esta arquitectura soñada por un grupo que tiene enormes obstáculos para ser una realidad: en Juntos por el Cambio nadie admite la posibilidad de que la presidencia del interbloque pueda ser una prenda para resolver la interna de uno de los partidos.

Además, la bancada más numerosa es la del PRO con 50 integrantes, y como tal el presidente del partido amarillo, Cristian Ritondo, tendría derecho a arrogarse la titularidad del interbloque si quisiera, sin demasiado debate, y especialmente si la competencia a plantearse fuera De Loredo, que preside un bloque de tan sólo 11.

Con todo, hasta el momento el PRO no viene explicitando, al menos públicamente, un interés rotundo e irreductible para hacerse con ese lugar.

Las fichas se terminarán de ordenar a fines de febrero, en la antesala a la Asamblea Legislativa, pero la UCR tiene el desafío de llegar a esa instancia con su fuerza unificada en la Cámara de Diputados, para negociar en una posición de mayor fortaleza con sus socios de Juntos por el Cambio.

En principio, ya se consiguió que Morales y Lousteau firmaran una tregua y rubricaran un acuerdo sobre las nuevas autoridades partidarias. Algo inimaginable apenas dos semanas atrás cuando las partes afilaban las armas para ir a la guerra. Componedor, Cornejo habría sido clave para el armisticio.

Sin embargo, la tregua entre los bandos es frágil, y como botón de muestra cabe mencionar el escándalo que suscitó el faltazo de la diputada cordobesa Brouwer de Koning, quien estaba en Disney con su familia en momentos en que Juntos por el Cambio perdía por penales (127 a 126) la votación por Bienes Personales en el recinto el martes pasado.

La interna radical sigue muy picante y en medio de ese clima se juega la unidad parlamentaria y como fuerza política de la UCR.

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