Informe vitivinícola: entre el acero y los chinos

viernes, 26 de octubre de 2018 · 07:00

Por Marcelo López

Especial para MendoVoz

 

Con un ojo en el Presupuesto Nacional, otro en el mercado y los dos en la preparación de la cosecha, la vitivinicultura argentina sigue remando contra corriente tratando de llegar a buen puerto o, por lo menos, a algún remanso.

La semana que hoy termina empezó revuelta. La resolución del INV permitiendo el envasado y venta fraccionada de vinos en envases de acero inoxidable de hasta 50 litros, sorprendió incluso a muchos miembros de la industria. La resolución del INV abre un nuevo campo de competencia en un dificilísimo mercado de consumo en bares, restaurantes, fiestas y eventos. La idea de poder tener canillas similares a las choperas para servir vinos fraccionados, facilitando a su vez la preparación de tragos clásicos y populares como la sangrías o cócteles de frutas es una muy buena posibilidad para los espumantes y vinos gasificados de ganar mercados. ¿Por qué no un chopp de espumante para acompañar una buena picada en un bar de Palermo o de la Arístides?

La idea desatará seguro algunas polémicas. Habrá muchas empresas decididas a envasar, pero como lo hacen las cervezas, la Industria Vitivinícola tendrá que fomentar y ayudar a los dueños de bares o restós a instalar las canillas correspondientes. Quizás alguna bodega hasta se anime a preparar tanques para alquilar a fiestas particulares como lo hace la cerveza.

Algunos de los principales actores del mundo vitivinícola saludan la resolución, pero analizan si llegó tarde o temprano. “Tarde porque si busca fomentar el consumo el momento no está para realizar nuevas inversiones. Pero también se puede decir temprano porque en algún momento el temporal amainará y estaremos preparados para nuevas formas de consumo y llegar al cliente”.

Una aclaración al respecto del ruido que armó esta resolución y la desinformación e ignorancia -sobre todo de Buenos Aires- de muchos medios: la disposición no tiene ni una letra del vino en lata como las de la gaseosa y la cerveza. Ese tipo de envase ya está permitido desde la década del 90 y si ninguna bodega recurre a el es por que queda en el recuerdo un fracaso de aquella época encarado por un grupo de jóvenes emprendedores, y en segundo lugar porque es un envase caro y se necesita una inversión muy fuerte en comunicación y marketing para imponerlo.

El martes llegó una buena noticia de la mano del Gobernador y del Diputado Nacional Luis Borsani, a la que después se subieron un par de legisladores justicialistas mendocinos y el senador rionegrino Miguel Ángel Piccheto, en medio de la negociación del presupuesto quedaría plasmado como Ley la eliminación del Impuesto Interno a los espumantes, a cambio de inversiones anuales que no sean inferiores al 12%. Es decir que lo que se rogaba cada año vía decreto, volvería a ser ley.

Habrá que esperar todo el recorrido de ambas cámaras y el decreto reglamentario para festejar. El camino no será fácil, el miércoles en la mañana los -otra vez desinformados- medios porteños eran una catarata de críticas por “sacarle el impuesto al champagne de los ricos” en medio de la crisis. Otro desafío para la comunicación del sector que viene haciendo agua hace tiempo.

También esta semana se conoció un informe, que publico BAE,  confirmando algo muy presente en el imaginario popular y de los comercializadores de la industria: los supermercados asiáticos son las bocas de comercialización de mejor precio y que más vinos venden, tal es así que la Cámara que los nuclea está a punto de lanzar su propia etiqueta bajo la marca Viña Dorada, y se especula que será un entry level pero a precio casi de tetrabrick o baja gama rondando los 70 pesos.

La vitivinicultura necesita movimiento y las noticias de esta semana van en ese sentido, la gran pregunta es si con acero inoxidable y chinos alcanza.

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