Tranquilos, las fiestas duran solo dos minutos

viernes, 21 de diciembre de 2018 · 09:39

300 palabras

por Guillermo Giaquinta

especial para MendoVoz *

 

Nunca se me borró de la mente -y eso que se me han borrado cosas- una tira de un par de carillas del Libro de Oro de Patoruzú. Para los que no saben de lo que hablo, era una edición especial de la famosísima historieta. También iba en formato apaisado pero más grande que la edición normal y con muchísimas página y famosos historietistas colaborando. Salía sólo a fin de año. Se lo esperaba con mucha ansiedad. Había lectura para rato.

La tira que venía en esa edición, y de la que siempre me acuerdo para las fiestas, ilustraba a un hombre en una habitación, seguramente de pensión, una cama, una mesita y un reloj en la pared. Cuadro a cuadro, mostraba cómo el tipo se ponía un gorrito de papel, sostenía una matraquita en una mano, una copita en la otra y una cornetita en la boca. Estaba solo y miraba el reloj, esperando que dieran las 12 en punto para festejar. Se lo ve mirando el reloj. Se ve el reloj. La menos cuarto. Las menos 10. Las menos cinco. Menos tres, menos dos, menos uno… ¡y el tipo se queda dormido y se le pasan las 12!

Yo era muy chiquito pero pude sentir su soledad, su tristeza y su destino de mala suerte, esa noche también. A lo mejor era, solamente, un chiste. Probablemente, para eso la creó el humorista. (O no).

A partir de ese momento, se me ocurrió pensar y lo incorporé para el resto de mi vida, que las fiestas y su inevitable melancolía, las fiestas y ese mandato de festejar del que no te podés abstraer, son sólo 2 minutos.

Uno antes y otro después de las doce.

El que las disfrute, ¡que las disfrute! Pero el que no, que sepa que son sólo dos minutos y después la vida sigue, sin importarle el reloj.

 

*Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.

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