La columna política de Diario Uno

lunes, 16 de abril de 2018 · 07:00

A full: Cornejo nacional, provincial y municipal

El gobernador a máxima velocidad. Crítico con Aranguren, receptivo con Fernández Sagasti, mimoso con Suarez. Fue noticia

por Andrés Gabrielli para diario Uno

Lo que estaba escrito se cumplió. Al pie de la letra. Radicales y peronistas transitan un sendero muy fácil de prever.

Decíamos, un domingo atrás, en este mismo espacio, que la UCR había mostrado en Mendoza una unidad que el PJ envidiaba, hoy por hoy.

Los hechos lo fueron corroborando, día tras día.

Alfredo Cornejo, como gobernador, pero, sobre todo, como cabeza nacional del radicalismo, completó una de sus semanas de mayor presencia y mayor proyección de futuro dentro de la coalición Cambiemos.

Al peronismo, mientras tanto, la intervención de su partido le significó una nueva excusa para profundizar sus grietas internas antes que un motivo para mancomunarse como fuerza política.

Un Cornejo full full

Los últimos tiempos, a partir de la cumbre del BID en Mendoza, Alfredo Cornejo ha ido desplegando una actividad creciente destinada a fortalecer su figura. A mostrar sus bíceps como líder partidario.

No lo hace tipo Cristiano Ronaldo, que explota y alardea luego de cada gol dejando su torso al descubierto para exhibir, cual ejemplar de feria, la totalidad de su musculatura.

Cornejo es más pausado. Más calculador. Dosifica, cual ajedrecista, cada avance sobre las formaciones que tiene enfrente.

¿Por qué lo hace ahora, en 2018? Porque es su último año con el poder completo como gobernador. En 2019, inevitablemente, aunque no lo quiera, lo van a cruzar los aires -o los vientos- de la sucesión. Tiene que llegar a esa instancia con las baterías al máximo de su carga.

Este semana alcanzó un pico de exposición poniendo fichas en cada uno de los estratos donde se mueve y tiene influencia: en el nacional, en el provincial y hasta en el municipal.

En el primero, lo que produjo genuino interés periodístico fue su embate contra el ministro de Energía, Juan José Aranguren.

En el segundo, además de ocuparse de los jueces -ya es parte de su rutina-, mostró su olfato de pícaro jugador de truco recibiendo en su despacho a la senadora de La Cámpora Anabel Fernández Sagasti. Un simple toque que sirvió para poner nerviosa a toda la estructura oficial del PJ mendocino, con costo cero en lo personal.

Y hasta se dio margen para meter la cuchara en el plano comunal apoyando el plan del jefe capitalino Rodolfo Suarez destinado a poner en caja a los trapitos.

Presencia completa en cada rincón del tablero. Juego a triple banda.

Aranguren: un blanco obvio

Quienes se sorprenden, sobre todo en Buenos Aires, de los conceptos críticos con Aranguren, no conocen en detalle el derrotero del gobernador.

Cornejo, en primer lugar, no es un zángano más del panal, un peón obediente de los dictados del poder central. Lo mal que les fue a Jaque y a Paco Pérez, aplaudiendo a rabiar, como miembros timoratos de la claque, cada stand up de Cristina Fernández, lo curó de espanto.

Tampoco la obediencia debida forma parte de su personalidad. Prefiere posar de recio ante cada conflicto. Los afiches con el bigotito del Führer que le colgó el SUTE en 2016 bajo el lema Hitler Aula no le hacen ni cosquillas. Pero aún: lo recargan.

Al mismo tiempo, cabe recordar que su posición crítica respecto de algunas maniobras que él considera torpes acerca del gobierno central han sido parte de su conducta habitual como gobernador.

Hay un ejemplo a mano. Al cerrar 2017, en la entrevista como Mendocino del Año de diario UNO, criticó a Macri y a su gobierno por no haber hablado claro en la campaña electoral respecto de la situación del país y por su mala comunicación al anunciar la reforma previsional: "...lo podrían haber previsto y comunicado mejor. Son un poco cándidos", fue su reproche.

Por lo tanto, apuntarle a Aranguren por el ritmo de los tarifazos de gas y luz, y por no repatriar sus fondos, es parte de una misma línea argumental.

En el partido nadie se escandaliza por esto.

Principalmente, porque expresa el sentimiento mayoritario de la UCR.

Pero también porque no lo hace con ánimo rupturista. La fidelidad de Cornejo al proyecto global de Cambiemos es absoluta.

"Esto le hace bien a la coalición. Demuestra que sus miembros no somos títeres, que tenemos margen para expresar una voz propia", destacan correligionarios de peso.

En suma, Cornejo instalado como jugador nacional, creen, es lo mejor que le puede pasar a un partido que lucha por no encogerse de aquí en adelante sino todo lo contrario.

El peronismo desnortado

La intervención del Partido Justicialista por parte de la inefable jueza federal María Romilda Servini le sirvió a la grey peronista al menos para una cosa: para victimizarse, cacarear a máxima potencia y sentar alguna presencia lateral.

No dio para mucho más.

Porque el peronismo, reacio a cualquier autocrítica, ni siquiera consigue ubicar a un único culpable, como quisiera, cuestión de concentrar todas las cargas sobre él y así aliviar las propias.

Pero no puede dibujar al villano indubitable. Por momentos es Macri, por momentos es la dupla que conforman el fiscal Eduardo Miragaya y la número dos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Silvia Majdalani; pero también se apunta a Eduardo Duhalde, a Sergio Massa, al propio interventor Luis Barrionuevo en asocio con su mujer Graciela Camaño... un cambalache del que tampoco se desprenden José Luis Gioja ni Daniel Scioli cuando reclaman la devolución de credenciales tras el insólito fallo de la magistrada que, ya en 1992, se instaló definitivamente como parte del folclore nacional cuando Tato Bores le cantó, en coro con amigos, aquello de Barú Budú Budía.

Nada, ni esto, sirvió en Mendoza para acercar posiciones.

La foto de Fernández Sagasti -primereando como candidata a la gobernación en 2019- con Cornejo encrespó los ánimos de tutti quanti. Incluso a partidarios camporistas.

Una conocida militante del sector, Nora Duarte, criticó en Twitter a Fernández Sagasti, presente en el programa Séptimo Día de Canal 7, por dividir el partido: "¿Puede ser tan desinteligente? ¿O Cornejo le hizo pisar el palito?", le achacó.

Una muestra de cómo están las cosas. Más allá de Baruburubudía.

 

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