Informe vitivinícola: el año más difícil de la historia

viernes, 4 de enero de 2019 · 10:17

Por Marcelo López

Especial para MendoVoz

“Bienvenido 2019” es un lugar común con contenido diverso, lo mismo que desear buenas nuevas y esperanzas para el año que se inicia.

La vitivinicultura -ya lo hemos escrito- es la industria de la esperanza y de eso se nutre cada mañana, por lo que esos deseos le suelen caer siempre bien. Sin embargo, en este 2019, ¿hay espacio para la esperanza de un buen año? La respuesta parece ser muy simple y directa: no.

El fin de año llegó con la reunión en Buenos Aires junto al Ministro de la Producción y Trabajo y el comienzo de año con las respuestas negativas a cada uno de los pedidos realizados en la mesa. Los productores mendocinos ven que el gobierno provincial no reacciona aún y temen que pueda ser tarde cuando lo haga. Entienden que los funcionarios provinciales están con muchos frentes abiertos, pero es cierto que el frente vitivinícola está en un proceso de espiralización de la crisis, que también atrae hacia su centro como un tornado la tensión social.

Por ahora no aparecen políticas activas de colaboración para poder exportar el sobre stock de tintos y está claro que la dinámica del mercado interno hace imposible pensar en un aumento del consumo, la única salida parece ser la exportación y desde el gobierno parece no haber decisión política de acompañar ese camino, ni siquiera fomentarlo. La desaparición de los reintegros, la llegada de las retenciones, los altos costos fijos, todo conspira contra la mejora de las exportaciones de manera tal que sirvan de tabla de flotación a la compleja industria.

Paradojas de la vida, cuando años atrás hubo un gobierno dispuesto a acompañar un proceso agresivo de salida al mundo de los excedentes en la mesa de la Quinta de Olivos, un gobernador vitivinícola tuvo que levantar la mano y decir “Señora Presidenta, lo que pasa es que el vino que tenemos no sirve para exportar” -en ese año sobraba por todos lados blanco escurrido-.

Ahora que sobran tintos de buena calidad y que se podría competir agresivamente en mercados internacionales, el gobierno no parece (por lo menos hasta ahora) dispuesto a acompañar o fomentar esa salida. Como ejemplo, en cada reunión de la mesa de negociaciones la industria ofreció varias veces poner un techo para el pago de retenciones del monto de lo que se exporta hoy. A partir de allí todas las mejoras exportadoras no pagarían retenciones como una forma de incentivar y mejorar la competitividad, pero la respuesta fue siempre no.

Los días pasan y no aparecen soluciones, las bodegas siguen la ronda de advertencias a sus productores que comprarán menos uva que el año pasado y con precio a la baja, el consumo del mercado interno en noviembre cayó 12,5% y las exportaciones de fraccionados en diciembre apenas aumentaron un 0,4%  lo que da una magnitud de la crisis. En este contexto arranca sin dudas uno de los años más difíciles para la vitivinicultura en su larga historia.

*Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.

 

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