"¿Tendrás talle como para mí?"

viernes, 6 de diciembre de 2019 · 07:09

Por Laura Romboli especial para MendoVoz

Depende de quién te atienda y de lo que tengan, esa prenda "se va a estirar con el uso" o mágicamente "se achicará" con el agua. Esos son los disparates que debemos pasar porque la Ley de Talles aún no está implementada.

En Argentina fue aprobada hace unos días esa norma nacional, que consiste en la creación de un sistema único de talles de ropa en todo el país que responda a las medidas corporales reales.

La ley establece, entre otras cosas, que la ropa sea confeccionada básicamente en “talles reales” y vendida de acuerdo con las medidas de cuerpos reales.

No se ve tan complicado, ¿no? Reales. No me cansaré de repetir simplemente eso.

Por eso, seguramente habrán notado en estos tiempos que el simple hecho de ir a comprar ropa puede volverse un poco más complicado de lo que imaginábamos.

Decidir renovar algo del vestuario e ir por una prenda como un pantalón o una remera nos hará que pasen dos cosas. 

La primera, conocer a esa persona que se tomó el atrevimiento de obviar la parte de "¿Cómo brindar información o tratar de la mejor manera al cliente?" en el libro de la buena atención. Y la segunda, que la ropa -la mayoría- es "Made in Liliput".

Que sea fabricada ahí hace que los vendedores de los negocios -quienes no tienen nada que ver- digan las cosas más disparatadas con tal de defender que lo que tienen (o, mejor dicho, lo que no tienen) está hecho para vos.

Entonces vivimos en una odisea de los giles, pero sin los Darín. Porque así nos sentimos en esta aventura de meternos en los probadores, cada vez más diminutos (y en verano, insoportables) para comenzar  a gritarle -cortina de por medio- a la señorita (que ya te olvidó y está conversando con los demás) que te pase el número siguiente.

Sufrimos, y mucho, porque nadie te da un “salvavidas”, porque las chicas del local te comentan cuando lográs salir de ese infierno que no se explican qué pudo pasar, porque los talles son reales o -mucho peor- cuanto te dicen: "Justo esa marca es de 'confección chica'". ¿Me pueden explicar eso?

Depende de lo que te pongas, esa tela siempre va a "ceder" con el uso o se achicará al lavarla. Y cuando ya te encontrás en un laberinto de ropa colgada, perchas, comentarios desafortunados y cuotas impunemente aumentadas, te enterás que el débito no es contado (para ellos).

Con todo ese combo hay que pensar qué hacer: una dieta, ir al gimnasio, asistir a terapia, llorar o reír. 

Logran su cometido y hacés la compra sintiéndote -obviamente- culpable de todo.

"Decí que estamos grandes, pero pienso qué mal les hace a las adolescentes este discurso", me comentaba una amiga el otro día.

Pensé lo mismo: un peligro más que deberemos tener en cuenta para prevenir la salud (mental) de nuestro hijos.

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