Informe vitivinícola: Batallas de una guerra sin final

viernes, 5 de julio de 2019 · 07:00

 Por Marcelo López

El entendimiento entre el Mercosur y la Unión Europea para avanzar en la redacción final del acuerdo que debería firmarse en un proceso que los especialistas estiman en no menos de tres años y que tanto conmovió durante meses a la industria vitivinícola es una realidad.

De lo conocido hasta ahora la primera evaluación sobre los puntos acordados es que primó la posición que vino sosteniendo la mayoría del sector productivo comandado por la CoViAr y el sector cooperativo que jugo fuertemente para intentar que al momento de firmarse el acuerdo el 0x0 no comience a regir inmediatamente para la industria y se adecue en un proceso de convergencia.

La noticia no es mala, pero el camino recién empieza, el llamativo silencio del Gobierno argentino que comenzó una ronda de consultas con diversos sectores industriales y productivos, sumado a las declaraciones de la vocera del gobierno francés Sibeth Ndiaye aclarando que el Gobierno galo no esta aún preparado para aceptar el acuerdo y reclamando que los países del MERCOSUR deberán dar garantías a Francia, traen más dudas que certezas.

La dureza de productores y ecologistas franceses obligaron a Macron a plantear los reparos que se suman a las oposiciones de otros países como Polonia e Irlanda y ponen un cono de sombra como el eclipse a la felicidad de funcionarios y dirigentes de algunos sectores alemanes, brasileños y argentinos.

Los ministros argentinos recibieron el martes a la cúpula de la Mesa de Enlace en una reunión a la que se sumó por algunos minutos el presidente Mauricio Macri. La conversación apenas superó lo protocolar y ambas partes quedaron en volverse a juntar.

Sin embargo, en las entidades llamo la atención que apenas 24 horas antes de la convocatoria general en la Quinta de Olivos uno de los ministros participantes de la reunión confesará que hay tres o cuatro borradores del preacuerdo y que recién podrían tener una versión más acabada después del encuentro en Olivos.

La sensación que queda en muchos de los que participaron de las reuniones informales y de la formal con más de 30 entidades empresarias y productivas en la Quinta de Olivos es que todavía queda muchísimo por negociar y que hasta ahora todos los trascendidos tienen más de efecto político que de certezas.

En el esquema en que se desarrollan los acontecimientos la vitivinicultura y las producciones regionales deberán estar muy atentas porque evidentemente todavía todo está abierto y los sectores con más capacidad de lobby y poder pueden presionar fuertemente para cambiar situaciones que se creen cerradas.

De hecho, Brasil ya pidió una a sus pares un permiso para poder firmar el acuerdo en soledad bilateralmente con la Unión Europea si alguno de los Parlamentos no aprueba las condiciones finales.

En medio de esta especie de sainete del acuerdo la situación de la industria sigue encendiendo luces de alarma, en junio la exportación de vinos fraccionados volvió a descender, ahora un 2% y se mantiene, pero desacelerando notablemente el ritmo de crecimiento, la exportación de graneles y el mosto.

Cada semana la industria vitivinícola la vive como una nueva batalla de una guerra que parece no tener fecha final.

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