300 palabras: ¿Fin de la cuarentena?, estuvo bueno
Por Guillermo Giaquinta, especial para MendoVoz
Recién decían en la radio que Alemania levanta la cuarentena a partir de mayo, incluyendo escuelas, colegios y universidades.
Escuché eso y me quedé tildado un ratito. ¿Cómo, ya pasó?
¿Nos vamos a acordar de todo lo que se habló y se pronosticó sobre el cambio de la humanidad?
¿Y de lo que opinábamos nosotros mismos sobre lo que habría que hacer para salvar al mundo?
¿Iniciaremos un tiempo de transformación individual que cambie al mundo o todo lo que hicimos fue simplemente por cagazo a la muerte?
¿Cuánto falta para oler en el aire miles de asadazos con carne de novillo, de cerdo, pollito y también verduras para los veganos y todo esto producido por la industria agroalimentaria que llenó de antibióticos a estos animales para poder criarlos uno arriba del otro y alimentarlos con vegetales transgénicos pasados de fertilizantes y herbicidas, los mismos que hacen que las frutas y las verduras se vean hermosas?
¿Cuánto falta para que los aeropuertos se llenen de gente por trabajo, por estudios, por negocios o por ese deseo prefabricado de “viajar y volver siendo los mismos pelotudos pero con selfies” y que se siga saturando el cielo de una polución descontrolada y real, a la que pudimos ver disminuir en poco más de un mes sin vuelos comerciales?
“Para que el fútbol vuelva a la normalidad va a faltar que salga la vacuna”, dijo un periodista deportivo que sabe (¿?).
La normalidad de usar a toda la policía posible para que locales y visitantes no se maten y de todo lo demás que encierra el fútbol, incluyendo esa forma de amor/pasión que los pone en malos ganadores o malos perdedores según la tabla de posiciones, aunque lo único que hayan hecho es mirarla por tevé.
Parece ser que todo volverá.
Pero bue’, si es que la cuarentena mundial está terminando, los sobrevivientes, (el 99 % de la población mundial), podremos reconocer que estuvo bueno.
Vivimos todos con un gran signo de pregunta en la cabeza y preguntarse cosas a uno mismo, aunque nunca existan respuestas, es un muy buen comienzo.