Panorama Vitivinícola

Luz roja en un modelo exportador que se consolida

viernes, 16 de julio de 2021 · 08:12

Por Marcelo López, especial para MendoVoz

La pasada semana, sobre el cierre de esta columna, el INV daba a conocer el balance de las exportaciones de vinos argentinos de junio. La información de prensa emitida por el Instituto tiene dos particularidades, es escueta y, por lo menos a quien esto escribe, no termina de convencer el enfoque.

Si bien los números de la exportación son presentados como exitosos la realidad tiene sus bemoles. La película no es la foto y el primer semestre no es bueno y consolida un modelo que por lo menos en el mercado interno ya fracasó.

Si bien las series son cortas aún la sensación es que estamos caminando a una premiunización también de las exportaciones lo que mejora el valor de las ventas al exterior, pero no el volumen.

Si bien en junio la exportación de vinos creció en valores FOB 47 por ciento en volumen, solo aumentó 8.6 (ambos v medidos contra junio de 2020) lo que da pautas de un proceso premiunización de la exportación y muestra también una clara concentración de los ganadores del modelo en los exportadores y no en los productores.

Cerrado el primer semestre, la película exportadora es otra, en volumen de los envíos cayeron 16 puntos (15.9) y en valor crecieron un 18 por ciento como se ve profundizando el proceso que detallamos más arriba.

En la conformación del esquema vitivinícola de nuestro país para que las exportaciones sean un ciclo virtuoso necesariamente el aumento de ingresos tiene que ir atado al crecimiento del volumen exportado. Si las exportaciones en valor crecen 30 puntos por arriba del volumen, concentrándose además en los vinos fraccionados, solo ganan los exportadores que mejoran su rentabilidad porque tarde o temprano la no salida de volumen tirará para abajo el valor de la uva y el vino de los productores.

Baja de volumen en la expo y de despachos y consumo en el mercado interno son un combo explosivo para la vitivinicultura local. Quien diga lo contrario solo piensa en el éxito y la ganancia de un sector concentrado o minoritario dentro del gran esquema económico y social que tiene está industria en provincias como Mendoza y San Juan que sustentan casi el 90 por ciento de la actividad vitivinícola.

Pero ¿es el único problema que tiene la vitivinicultura? No. La realidad es que la industria se enfrenta a nuevos desafíos tanto en el mercado externo como interno. Nuevos gustos, renovación de consumidores y requerimientos, hacen que la industria deba estar despierta y atenta.

Será capaz el mundo vitivinícola de sacarse el lastre de la tradición y el elitismo para entender no solo los nuevos tiempos y a la vez comprender que el esquema de la vitivinicultura argentina no se sostiene eligiendo entre exportaciones o mercado interno, sino pensando una industria que aumente volúmenes de venta en ambos mercados y de esa manera todos los actores, de una cadena compleja y con necesidades y requerimientos distintos, puedan por lo menos anotarse alguna ganancia.

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