Panorama Vitivinícola: El derrumbe llegó y crece la preocupación
Por Marcelo López, especial para MendoVoz
La noticia era esperada pero no por eso deja de preocupar y mucho. Los números de despachos de bodega al mercado interno se desplomaron, incluso por encima de lo que algunos actores de la industria esperaban.
La caída total de julio 2021 contra el mismo mes de 2020 llegó al 21.1% y en el acumulado de los primeros siete meses del año la baja llega al 13.7%. Evidentemente, tal como lo venimos adelantando en este espacio desde hace semanas, la situación es preocupante y la tendencia de los informes estadísticos -tanto de mercado interno como exportaciones- adelantaban una situación que tiene altas chances de profundizarse en los próximos meses.
Particularmente, atravesamos una coyuntura que colabora para que los números sean malos, pero no es menos cierto que la industria desde hace tiempo viene haciendo todo lo posible por tener cada vez menos consumidores y más “selectos” generando una problemática muy fuerte para las economías regionales y las condiciones socioeconómicas y demográficas de provincias como Mendoza.
Mirando los números concretos el desplome es en todas las categorías, pero más evidente en las de consumo masivo. Así los vinos básicos sin mención varietal caen 24.7% y los varietales el 17.8 puntos
Por envases tampoco se salva nadie. Los grandes ganadores del año pasado, botellones y tetra, se derrumban con números tremendos. Los botellones entre un litro y litro y medio se desploman el 45.9 en tanto el tetra brick 19.7 y las damajuanas por arriba del 14% y la botella de varietales pierde 15.2% apenas se salvan los vinos básicos en botella de hasta 750 cm3 que son la mosca blanca creciendo 12 puntos.
El primer análisis de varios de los actores de la industria coincide en que se nota fuertemente la crisis, sobre todo en los sectores populares y de consumo masivo, a la vez se confirma que la cuarentena fue un espejismo ayudado porque los consumidores ante el cambio de hábitos tuvieron unos pesos disponibles para un gasto extra que hoy con la vuelta a la casi normalidad desaparecieron.
El combo de caída de poder adquisitivo, aumento de costos y alguna apetencia empresaria de recuperar precios y ganancias generan un panorama complejo y poco alentador.
Juan Parajuá, un hombre que trabajó durante muchos años en las principales bodegas y grupos vitivinícolas y que ahora está al frente de su propia consultora especializada en mercados y consumo fue claro en diálogo para esta columna: “Los números no sorprenden. Hay cuestiones estratégicas y coyunturales que explican esta realidad. La estrategia que ha llevado el sector en los últimos años, que en realidad tiene que ver con suma de estrategias de las bodegas porque hay un hilo conductor, sumado al macrosistema de comunicación de la industria que te diría está cada vez más lejos del consumidor y eso finalmente lo pagas”.
Parajuá no duda en afirmar que “cuando digo que está cada vez más lejos de la gente, te digo que estamos mal parados. Nos paramos arriba del consumidor y nos tenemos que parar abajo. Y te lo sintetizo en una frase que escuchás mucho en la industria y es 'hay que educar al consumidor'. Error garrafal. Al consumidor hay que entenderlo y es el rey y hay que atenderlo. Esta industria se para en un lugar donde quiere que el consumidor haga lo que ella quiere y el consumidor hace lo que él quiere”.
La descripción del especialista es muy clara y es una foto cruda de lo que pasa en la industria y que algunos sectores venimos debatiendo hace tiempo, a lo cual se le suma la problemática económica coyuntural que deja a la industria en una posición endeble frente a competidores mucho más fuertes y con una capacidad de reacción mucho más rápida y efectiva.
El debate que hay que dar no es menor, de cómo se salde depende en gran parte del futuro no solo de la industria sino también de una parte importante de nuestro tejido social y económico.