Máximo Thomsen: “Jamás en la vida tuve intenciones de matar”

Máximo Thomsen, uno de los principales acusados por el asesinato de Fernando Báez Sosa, declaró ante el Tribunal que lo juzga junto al grupo de rugbiers por el crimen de Villa Gesell y de esta manera rompió el famoso pacto de silencio que había entre los acusados.

Previamente se había largado a llorar mientras declaraba la mamá de Blas Cinalli y siguió quebrado cuando le tocó a la suya, Rosalía Zárate. En ese momento policías le acercaron agua y pañuelitos al no poder contener las lágrimas.

"Quiero pedir disculpas porque jamás en la vida se me tuve intenciones de matar a alguien. Jamás en la vida escuché muchas cosas sobre mí como desde hace varios días, años. Hablaban con tanto odio a mi persona que me hacía doler muchísimo porque yo jamás tuve esa intención. Quiero pedir disculpas, porque es algo que no hubiese buscado nunca. Me lastima saber que estuve en ese lugar, pero jamás tuve esa intención", comenzó la declaración el joven Thomsen.

Durante la jornada, también declaró Tomas Colazzo, un testigo conocido de los rugbiers. "No los puedo definir por esta situación. Para mí son buenos chicos pero no tiene que ver con el suceso".

Colazzo estuvo con los acusados momentos antes del hecho y durante, aunque sí entendió que hubo una "pelea" pero no recuerda haber visto los golpes. Así dio respuesta el testigo ante la pregunta del abogado de la familia Báez Sosa, Fernando Burlando.

El joven contó que había ido a Gesell con su mamá y su pareja, y el 18 se sumó a ir al boliche Le Brique con los acusados porque conocía a uno de ellos, a Luciano Pertossi. Una vez en Le Brique dijo que vio cuando su amigo Pertossi tuvo una pelea con otro chico, que a aquel y los demás rugbiers los echaron.

"Cuando salgo yo en la vereda del boliche, a la izquierda, vuelvo a ver a Luciano agarrándose con esta persona que había tenido el conflicto adentro, no lo recuerdo bien pero asociando un video que vi, interviene un policía, lo separa y lo aleja. Cruzo a la vereda de enfrente, y en segundos, miro a la derecha y se había iniciado una pelea y ahí pude reconocer a los chicos", en referencia a los rugbiers, añadió.

"Al ver que se había iniciado una pelea, en esa parte de la cuadra había varios locales, me acerco y me quedo parado, recuerdo tener cerca a Máximo, a Ciro, a los otros no tan cerca, había gritos, fue todo muy rápido. En algún momento veo alguien en el piso, y ahí le pongo el brazo a Máximo en el pecho y lo tiro para atrás", describió.

"Era una pelea, con piñas y patadas, lo que vi cerca mío fue a Máximo, a Ciro, pegar bien no vi a quien, no estoy seguro", acotó Colazzo, a lo que la querella le preguntó si por parte de Fernando Báez Sosa él vio alguna reacción: "no", cerró.

"Hice el intento, no quería que se peleen", añadió Colazzo pero ante la insistencia de quién le pegó a quien, aclaró que él no puede identificar los golpes que dieron y a quien.

Al igual que Guarino, Colazzo identificó a algunos de los rugbiers en el lugar donde le pegaron a Fernando Báez Sosa y señaló que vio a Máximo Thomsen, Ayrton Violaz, Luciano y Luciano Pertossi y a Blas Cinalli.

Una de las últimas preguntas de la parte acusadora a Colazzo fue sobre la reputación de los rugbiers: "En Zárate se corren las noticias rápido y sí habían tenido problemas, peleas, pude haber estado, salíamos al mismo lado".

Tras la audiencia, el abogado de la familia Báez Sosa, Fernando Burlando, se refirió a las declaraciones de los testigos y manifestó cierto enojo por los dichos: "Matan gente, cagan a trompadas en la calle, pero son buenas personas", señaló el letrado en tono sarcástico.

"Lo que me queda de Guarino es que reconoció a todos los imputados", sostuvo el abogado de los papás de la víctima, luego de un cuarto intermedio de media hora y después de llegar dos horas después al juicio.