Nación Ekeko en la montaña: la mejor propuesta en un lugar ideal

El domingo en Mendoza, Diego Perez (Tonolec) presentó su proyecto solista en un bar en plena montaña. Una buena experiencia sonora para volver a vivir en cualquier momento.
lunes, 2 de diciembre de 2019 · 12:33

Por Laura Romboli especial para MendoVoz

 

¿Les ha pasado alguna vez que se encuentran en un momento donde todo está en su lugar? Como vivenciar un tiempo perfecto, donde cada cosa corresponde y al alejarse un poco de la escena podemos apreciar que sí, que todo salió bien.

Algo así sucedió el domingo en Mendoza; fue al atardecer y en el bar de nombre “El origen de I” que encontramos cuando vamos  por la ruta 7 justo cuando divisamos el lago de Potrerillos.

¿Van  anotando? Tenemos un día: un domingo; hora: la del sol en el  atardecer; y lugar: un bar en la montaña. Con todos esos ingredientes nada mejor que una buena propuesta musical para lograr ahora sí, una gran experiencia.

Y eso fue lo que nos preparó la gente de Vivo Cultura, una productora mendocina que están siempre atentos a ofrecer shows que además de un concepto, buscan innovar y así es que traen propuestas diferentes que demuestran que con buen trabajo y la suma de voluntades, logran el mejor resultado.

Esta vez y haciendo que todo pareciera encajar en su lugar, fue Diego Pérez y su proyecto Nación Ekeko  los que llegaron a  Mendoza para presentar “La Hora Mágica”, un recorrido por canciones pero de una forma para nada convencional.  La idea fue que los presentes escucharan el concierto por auriculares. De esta manera y en una  especie de concierto “silencioso”, sin parlantes, consiguieron que todos, se sensibilizaran tanto con los sonidos, que lograron vivir un show introspectivamente acertado.

Para aquellos que conocen el trabajo de Pérez en Tonolec, no sorprende para nada el talento y la creatividad musical, si hasta por momentos en algunas canciones  logra rescatar la esencia de ese grupo que conformara, junto a su compañera Charo Bogarín.

Diego tiene una belleza sonora  que le fluye naturalmente, entonces desanda, juega, interpreta y fusiona la música de una manera única, artesanal. Teje canciones de varios colores y  amasa melodías que salen bellísimas. A tal punto que por momentos el paisaje lo envuelve y  lo hace parecer un montañés que capta  los sonidos  del lugar y los vuelca como propios. Durante algo más de una hora, hace un recorrido por Latinoamérica logrando que cada uno de los presente sienta esta experiencia casi como un ritual. Acompañado en la apertura por los sikuris Huevo de Cóndor y la intervención en algunos temas de la mendocina Paula Neder, Nación Ekeko brilló en Mendoza.

Así fue este concierto con auriculares, en una hora mágica,  en un lugar ideal, de un domingo agradablemente caluroso. Donde todos, alienados, en un mismo lugar y en comunidad, nos dejó con ganas de seguir danzando, siempre a la misma hora, cuando el sol se va.