Murió el célebre director de cine y teatro Franco Zeffirelli

El deceso del italiano de 96 años y también Caballero de la Orden del Imperio Británico fue hoy en su casa de Roma.
sábado, 15 de junio de 2019 · 21:30

ROMA- Franco Zeffirelli, uno de los grandes directores del cine italiano, cuyo reconocimiento internacional lo hizo acreedor del título de Caballero de la Orden del Imperio Británico, murió hoy a los 96 años en su casa de Roma. La noticia fue difundida por el alcalde de Florencia, ciudad natal del candidato al premio Oscar por Romeo y Julieta.

"Nunca quise que llegara este día. Franco Zeffirelli se fue esta mañana. Uno de los más grandes hombres de la cultura mundial. Nos unimos al dolor de sus seres queridos. Adiós, querido maestro. Florencia jamás te olvidará", escribió en Twitter el alcalde Dario Nardella.

La fundación Franco Zeffirelli, ubicada en Florencia, anunció hoy que el fallecimiento del también escenógrafo y amante de la ópera "tuvo lugar tras una larga enfermedad" y que "el maestro reposará en el cementerio Porte Sante", de esa ciudad.

Gianfranco Corsi -tal su verdadero nombre- había nacido en Florencia el 12 de febrero de 1923. Era el hijo ilegítimo de un comerciante de lanas, Ottorino Corsiuna, y una diseñadora de moda, Adelaide Garosi Cipriani, que tenía un negocio en el centro de la ciudad.

Ambos estaban casados, por lo que la llegada del niño fue un escándalo y eso hizo mella en el negocio de su madre, quien falleció cuando su hijo tenía 6 años.

Garosi -admiradora de Mozart- quiso darle al niño el nombre del aria de Idomeneo llamada Zeffiretti lusinghieri, pero -como suele suceder- en el registro civil se equivocaron y escribieron "Zeffirelli".

Pocos saben de la infancia difícil de Gianfranco, aunque no hay quien no reconozca las películas de Franco Zeffirelli con solo ver un fotograma.

Llegó al cine a través de Vittorio de Sica, Roberto Rossellini y Luchino Visconti, con quienes trabajó como asistente de dirección.

A Visconti lo conoció en Roma, cuando Zeffirelli actuó en una adaptación teatral de Crimen y castigo dirigida por aquel. En 1948 se convirtió en su asistente de dirección durante el rodaje de La terra trema, el inicio de un vínculo sólido, vital, borrascoso y fecundo, que involucró los afectos de Zeffirelli, su formación estética y su carrera.

Aquel "gran amor" fue revelado por el director de Hermano sol, hermana luna hace unos 15 años, cuando publicó Autobiografía, un libro en el que se confesó homosexual -odiaba la palabra "gay" y la consideraba "ofensiva"- y en el que describió su vínculo con Visconti como "un amor atormentado, roto, pero no apagado".

Tal vez, sin Visconti, el joven huérfano jamás hubiese pisado los escenarios más famosos, no se habría convertido en amigo y confidente de estrellas como Anna Magnani, Maria Callas y Richard Burton, y no habría podido debutar detrás de cámaras con Camping, en 1957.

Ese pasado fulgurante y afortunado fue también un signo crítico que durante muchos años no abandonó la imagen de Zeffirelli, hasta que se convirtió en fuente de orgullo, pero también de maldición: lo describieron como un calígrafo, un esteta, un escenógrafo vestido de director.

Vale recordar una pieza vibrante, el documental sobre la inundación de Florencia rodado en 1966 con la voz en off de Burton, y el éxito mundial de La fierecilla domada (1967), protagonizada por la explosiva pareja Burton-Lyz Taylor, y Romeo y Julieta (1968).

El hilo conductor fue la pluma de William Shakespeare, cuyo idioma le abrió al director italiano las puertas de la fama internacional imprimiéndole un halo de cultura italiana a la gran tragedia isabelina.

Cuatro años más tarde, cuando estrenó Hermano sol, hermana luna (1972), Zeffirelli ya era una estrella que gozaba también de reconocimiento por su trabajo de reggiseur.

Cabe recordar que en 1960 fue tan exitosa su dirección de la ópera Lucía di Lammermoor en la Royal Opera House de Londres que poco después provocó una revolución con su versión de Romeo y Julieta en el Old Vic, cuyos escenarios recreaban de manera muy realista Italia.

La obra, protagonizada por unos muy jóvenes John Stride y Judi Dench, le valió un premio Tony por el diseño.

El teatro fue también un gran amor para Zeffirelli. Su versión de Aída, de Giuseppe Verdi, hizo historia, por lo que en repetidas oportunidades fue invitado a inaugurar la temporada de la Sclala de Milán.

Siempre buceó entre el teatro y el cine, aunque este tuvo sin dudas un carácter operístico.

Sus películas de la madurez tal vez no lograron el mismo éxito de las ya nombradas, a las que suman Jesús de Nazareth (1977) y Cavalleria rusticana (1982), entre otras.

No tuvieron muy buen recibimiento su versión de Hamlet (1990), protagonizada por Mel Gibson, ni su elegante Jane Eyre (1996) o la autobiográfica Un té con Mussolini (1999).

Con todo, su fama internacional lo convirtió en el único director italiano que podía ostentar el título de Caballero de la Orden del Imperio Británico, que la reina Isabell II le entregó en 2004.

Zeffirelli era polémico y feroz en sus juicios, así como también mostraba sus fragilidades. Era orgullosamente faccioso tanto en el deporte como en la política y a veces se consideraba un extranjero en Italia.

En 1994 ingresó en el Parlamento, electo senador en Catania por Forza Italia, el partido de derecha del controvertido Silvio Berlusconi en el que su anticonformismo, especialmente en materia de cultura, incomodó a más de uno. (ANSA)

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