Los Nocheros cerraron el Festival de la Libertad en Uspallata

La segunda noche del festival contó con la participación además de Lourdes Cuello, Jasmín González, Kuyén, entre otros.
lunes, 7 de febrero de 2022 · 10:11

La 32° edición del Festival de Alta Montaña cerró este domingo de la mano de Los Nocheros. Antes deslumbraron artistas locales como Küyen, la lasherina Jasmín González y la Orquesta Estable Municipal de Las Heras. Las familias colmaron durante dos noches el Camping Municipal de Uspallata.

Desde el inicio, cuando caía la noche sobre las sombras de álamos del Camping Municipal, las mujeres se apoderaron del escenario. De raíces huarpes, vecina de Uspallata e intérprete del folclore melódico, abrió el fuego musical de este domingo Lourdes Cuello. Mientras que Jasmín González, lasherina de pura cepa ella, ofreció un set que vino a desestructurar el folclore clásico, con aportes latinoamericanos y aires de bagualas y cantos copleros; apoyada en la maestría percusiva de Quique Oësch.

Sombras del Alba, Limerencia y Fusión Urbana marcaron el ritmo dancístico a la noche festivalera. Cada cual con su estilo, estos ballets locales aportaron brillo, color y baile de diferentes géneros para que la familia entera disfrute de sus coreografías.

La Orquesta Estable Municipal de Las Heras hizo cumbre en este festival más alto del país gracias a una actuación eléctrica que cautivó a la platea. Dirigidos por la maestra Alicia Pouzo, los músicos y cantantes pintaron exquisitas notas de un paisaje andino que maravilló.

 

Un bloque especial tuvo el festival, en ediciones anteriores supo conjugar el teatro y el humor con la danza y la música folclórica. Ahora sería el turno del circo a través de la Escuela de Circo y Arte Circense que encendió el anfiteatro del Camping Municipal con su espectáculo de malabares, acrobacias y fuego.

El momento festivo y más potente de la velada llegó cuando Küyen apenas entonó las primeras estrofas. Este nuevo grupo folck lleva apenas tres años de carrera y en su primera actuación para Alta Montaña deslumbró por su fuerza escénica, un sonido compacto y tres voces de alto vuelo.

Zapateos de malambos anunciarían la recta final del festival. Y allí estaba el cuarteto de salteños más popular del país, para entregar sus más escuchados temas ante una audiencia que, si en sus inicios los iluminaban con encendedores, ahora lo harían con las linternas de sus celulares.

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