Rocío rompió moldes y se animó al oficio de la gomería
La Petisa, como la conocen en el ambiente, tiene 53 años, es de Perú y eligió a Godoy Cruz para llevar adelante su emprendimiento.
Rocío, o La Petisa, como la conocen en el ambiente tiene 53 años. Y si bien en nacida y criada en Trujillo, en el norte del Perú, encontró en Godoy Cruz el lugar ideal para criar a sus hijos. También, después de un tiempo, pudo desempeñarse en lo que le gusta: la gomería.
Si bien es consciente que resulta raro, y que muchos van con desconfianza al local de Perito Moreno y Sarmiento, encontró en las mujeres el nicho para sumar clientes. De hecho, la gran mayoría de las que asisten a la gomería le agradecen porque se sienten cómodas en ese lugar. Es común en esos ámbitos que los posters, el lenguaje, y mucho más, tienden a cosificar al género.
Siempre en Godoy Cruz
“Elegí a Godoy Cruz porque me hace recordar mucho a mi país. Lo sentí bien, por eso decidí poner la gomería acá. Mis hijas han estudiado en Godoy Cruz. Tuvieron la oportunidad de hacerlo en San Martín, pero yo quería quedarme acá”, se sinceró Rocío Lizarzaburu Ángeles.
Y siguió: “Trabajé de empleada doméstica durante mucho tiempo. Hace tres años decidí poner la gomería porque me cansó el tema de encontrarme con gente que te humilla mucho”.
El recuerdo de su padre, quien falleció hace un año por COVID-19, se hace presente. A La Petisa se le llenan los ojos de lágrima y recuerda, con un nudo en la garganta: “Prácticamente nací dentro de todo esto. Mi papá era gomero y a mí me gustó el oficio. Hago servicio de emparchado de motos, bicicletas, camionetas y vulcanizo”, expresó.
Para finalizar, volvemos al comienzo, el nicho que encontró para llevar adelante su negocio. “Las que lo aceptan mucho más son las mujeres porque tienen una gomera para ellas. Ellas dicen, contigo podemos charlar, nos podemos sentar. No tenemos que salir afuera por vergüenza”, explicó.
