El maratonista Maximiliano Lemoli, un ejemplo de resiliencia a partir del deporte

Maximiliano Lemoli tiene 33 años y dos hijos. Se levanta todos los días a las 4 de la mañana para hacer su primera sesión de entrenamiento, lleva a Merlín (5) y María Paz (8) a la escuela y vuelve corriendo (literal) para empezar su jornada laboral en la Municipalidad de Godoy Cruz, donde está hace 13 años.

Después, corre entre 150 y 180 kilómetros, de lunes a domingo (en total), y va al gimnasio tres veces por semana para fortalecer sus músculos y evitar lesiones.

Cocho, como lo conocen sus amigos, familia y compañeros de trabajo, actualmente, se está preparando para los 30 kilómetros de la carrera New Balance, que será el domingo 3 de julio, en Buenos Aires.

Pero la vida de Maximiliano no siempre fue así. Hace dos años Antonella, la madre de sus hijos, falleció en un accidente de tránsito y, según sus palabras, su “mundo se vino abajo”.

Con el duelo a flor de piel, la crianza de los niños pasó a depender fundamentalmente de él (con ayuda de la familia: suegra, madre, y hermanos).

Desde entonces, aunque el deporte ya formaba parte de sus rutinas se convirtió en su herramienta para construir su resiliencia.

“Unos meses después que pasó lo de Antonella tenía una carrera, los 21 kilómetros de Uspallata. No tenía alma para nada, los profesores me dijeron que probara 'a ver qué pasaba´”, recordó Lemoli.

Entonces, “fui, desarmado como estaba, corrí y gané. Eso fue algo que me dijo que tenía que seguir por ahí, que ese era el camino. No sé si fue ella, pero a partir de ese momento me dediqué más y más”.

Un nuevo punto de partida

Como resultado de ese punto de inflexión, intensificó sus prácticas, ajustó la alimentación, comenzó a ir a psicólogos deportivos, a realizarse más estudios y a llevar la vida de un atleta profesional.

Con la guía siempre presente de la profesora Nené Distefani, de CAVEM (Asociación de Atletismo), decidió que no quería correr más en pista. Su horizonte eran las maratones (42 km), un desafío más ambicioso, que requería más preparación.

Allí empezó su participación en distintas competencias y distancias. Este año, en abril, compitió en la maratón de Mar del Plata (42 km), donde se ubicó entre los primeros 45 y que le valió la invitación para la New Balance.

En mayo, en el Trail Running Mendoza Deportiva de Uspallata (30 km), a más de 2 mil metros sobre el nivel de mar, se subió al segundo escalón del podio e hizo su mejor tiempo hasta el momento: 2 horas y 57 minutos.

La compañía de sus hijos y los objetivos a futuro

Merlín y María Paz miran de cerca lo que su padre hace y lo acompañan en su pasión. A veces van a la pista a correr con él y ambos practican diferentes disciplinas: fútbol de salón y gimnasia artística, respectivamente, en el Jockey Club.

“Ella hace gimnasia conmigo y me dice que le gusta porque yo lo hago”, cuenta Lemoli. Por eso, sus objetivos deportivos y de vida van de la mano.

“Si sigo como voy, dentro de muy poco tiempo puedo estar compitiendo hasta afuera del país, en Sudamérica”, proyecta el godoicruceño.

Sin embargo, dejó claro que “más allá de eso lo que busco es ser feliz haciendo esto y dejarles a mis hijos el mejor ejemplo y el mejor recuerdo”.

Así, la meta es “vivir la vida más sana y prolongada que se pueda, poder disfrutarlos a ellos y enseñarles que la vida sigue, que es posible reconstruirse y que también pasan cosas lindas”.

Su trabajo en el Municipio

Mientras tanto, Cocho se desempeña en la Dirección de Espacios Públicos del Municipio. Lemoli explicó que “entré muy joven, he pasado por distintas secretarías y direcciones y ahora estoy en un área donde mantenemos la estética de Godoy Cruz”.

Finalmente, dijo estar “muy agradecido” por el apoyo que recibió tras la pérdida de Antonella y anheló “dejar al departamento en lo más alto que se pueda a nivel deportivo”.