Uspallata vivió a pleno el Festival de Alta Montaña
El evento contó con la participación de destacados artistas y ballets que hicieron vibrar al público con su música y danza.








El Festival de Alta Montaña cerró su 35 aniversario con un balance positivo y la satisfacción de ofrecer dos noches inolvidables a los miles de visitantes que se dieron cita en el Camping Municipal de Uspallata.
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El evento, que se consolidó como uno de los más importantes del calendario festivalero mendocino, contó con la participación de destacados artistas y ballets que hicieron vibrar al público con su música y danza en una segunda noche con ritmos tradicionales.

El Festival de Alta Montaña busca poner en valor la identidad de Uspallata y la alta montaña, y promover el turismo local y nacional.

Además de los espectáculos artísticos, el festival ofreció un paseo de artesanos, donde más de un turista se deslumbró con los productos regionales exhibidos, realizados en cuero, metal y tejidos entre otros. También stands municipales de Juventudes y Seguridad Ciudadana; un espacio de actividades recreativas para los más pequeños de la familia, con monitores de la Dirección de Deporte; y el patio de comidas típicas, tentó con su oferta gastronómica a visitantes y locales.

En esta edición, se destacaron los operativos de Seguridad Ciudadana implementados en el ingreso al evento, que con cámaras de reconocimiento facial, permitieron identificar a personas con medida pendiente.

Este sábado 15, subió a escena el ballet Fortin Huarpe, luego Los Hermanos Veas coparon de folclore el camping. La escuela de arte folclórico La Danza en el Alma, brilló con cuecas y gatos que fue la antesala para ritmos folclóricos tradicionales y fusionados, con el dúo de Las Hermanas Abraham y Los del Valle.

La segunda noche, se vivió casi como una peña, con los ballets Limerencia y Sombras del Alba que desplegaron en el escenario zambas y chacareras; la música de Sueños Cuyanos; el folclore norteño de Germán Olivares y el “Homenaje a la cumbia” por la Orquesta Estable de Las Heras, fueron el broche de oro para una 35 edición inigualable.