Entregan maquinaria agrícola para pequeños productores

Los beneficiarios son familias contratistas de explotaciones vitícolas de los departamentos de Luján de Cuyo y Maipú. La inversión realizada fue de $ 547.370.
domingo, 10 de enero de 2021 · 08:47

En el marco de los Proyectos Especiales de ProHuerta (INTA-MDS), la Agencia de Extensión Rural Maipú, en conjunto con el Centro de Desarrollo Vitícola Luján-Maipú y Cambio Rural II, entregaron maquinaria agrícola para uso colectivo a pequeños productores mendocinos. Será utilizada por 19 productores y sus familias en diez explotaciones agrícolas comprendidas en el proyecto. La inversión realizada fue de $547.370.

Los integrantes de este proyecto son productores y contratistas de explotaciones vitícolas ubicadas en los departamentos de Luján de Cuyo y Maipú, que venían experimentando esas restricciones. Trabajan en pequeñas fincas, donde la mano de obra para las labores del cultivo principalmente proviene del seno familiar, donde todos los integrantes -incluidas personas mayores- desarrollan labores fundamentales. También está presente la figura del “contratista” que, en el caso del proyecto beneficiado, es un rol cumplido por personas de avanzada edad.

Las principales tareas demandantes de mano de obra son la poda, la atada y el desmalezado. En fincas más grandes estas labores pueden mecanizarse, pero a los pequeños productores se les hace imposible acceder de manera individual a estas tecnologías (maquinarias). Su compra para uso exclusivo no es una opción, ya que sería demasiada inversión para una rentabilidad acotada.

Con la implementación de este proyecto, centrado en la compra de maquinaria agrícola, se logró introducir tecnología adecuada y gestionada para uso comunitario. Esto ha posibilitado que personas mayores y mujeres puedan ocuparse de labores, como la poda y el control de malezas, que de otro modo se volvían muy pesadas. Además de mejorar la carga del trabajo físico han podido disminuir el tiempo en que se realizan las tareas, lo que les permite llevar un cronograma acorde.

También se realizan actividades de capacitación y asistencia técnica en las fincas, sobre temas como "uso y organización en forma compartida” y “manejo de herramientas con énfasis en la seguridad de los operarios”.

 

El trabajo comunitario

Las responsables de la implementación de este proyecto fueron las ingenieras agrónomas Gabriela Acosta y Natacha Pizzolón.

Acosta rescató que: "Como agente de INTA y del Centro de Desarrollo Vitícola Luján-Maipú, nos pareció una posibilidad sumamente importante acceder a financiamiento para  comprar maquinaria agrícola y poder utilizarla en forma comunitaria; de otra manera no se podría haber cristalizado el proyecto. Estos productores están en una parte de la cadena vulnerable, porque poseen herramientas obsoletas y su fuerza de trabajo está disminuida. Pero de alguna manera esta compra viene a solucionar esa problemática y fomenta la continuidad de la actividad agrícola. A la maquinaria compartida se suma el uso comunitario de las herramientas, algo que también es fomentado por intermedio de capacitaciones, reforzando así lazos de comunidad".

Roberto Vittori, beneficiario de este Proyecto Especial de ProHuerta, reflexionó: “El contratista siempre iba con la zapa en mano sacando el yuyo entre las plantas, llevaba mucho tiempo y trabajo... esta máquina es un lujo, no deja un yuyo y lo hace más rápido”.

Gabriel Baldasso, productor del departamento Luján de Cuyo, destacó que “nunca hubiera imaginado usar tijeras eléctricas para podar. Mi finca es chiquita y era imposible comprarlas”

Pizzolón, técnica a campo del Centro de Desarrollo Vitícola, es la responsable de realizar las visitas a terreno de los productores que integran dicho proyecto y de relevar las demandas que surjan desde COVIAR. “Con respecto a esta iniciativa, lo que nosotras queríamos era poder brindarles a pequeños productores de las zonas periurbanas, donde detectamos problemas de mano de obra y productores de edad avanzada, la posibilidad de acceder a maquinarias eléctricas o mecánicas, lo cual para ellos no era factible debido a la escala de producción y costos de compra y mantenimiento", remarcó.

"Con este proyecto se lograron dos objetivos: tener la posibilidad de utilizar este tipo de tecnologías y comenzar a trabajar con la dinámica grupal, que abre las puertas a nuevos proyectos y maneras de ver el agro en esta zona", resumió Pizzolón.

Fuente: INTA