“Fue desgarrador entrar al cementerio de Malvinas”

El lujanino que viajó a las islas contó cómo fue vivir en primera persona el reconocimiento de tumbas.
viernes, 22 de marzo de 2019 · 07:00

Gerardo Gómez es un fotógrafo profesional de 51 años que vive en Chacras de Coria junto a su mujer y dos hijos, y quien hace años tuvo un sueño como el de muchos argentinos: viajar a las islas Malvinas para reencontrarse con su historia y la de los que quedaron en esas tierras.

Fue así como durante mucho tiempo buscó diferentes alternativas para poder ingresar a las hoy llamadas Falkland Islands.

Gracias a su profesión logró contactarse con políticos que lo ayudaron a integrar el comité que viajó la semana pasada junto a familiares de soldados caídos en la guerra de 1982, la cual duró 74 días y dejó un saldo de 649 militares argentinos y 255 británicos muertos.

Esos 62 familiares se reencontrarían por primeras vez en 37 años con las tumbas de los excombatientes que quedaron en el cementerio de Darwin.

El reencuentro con lo perdido

El viaje, que no duró más de siete horas e incluyó los vuelos de ida y vuelta y la visita al cementerio, bastó para marcar cada segundo de sus vidas.

“Cuando íbamos llegando, justo fue el amanecer, lo que te permitía alcanzar a ver las islas desde el avión. En ese momento se hizo un silencio absoluto, tan fuerte, que lo único que hicimos fue pararnos a mirar las islas desde las ventanillas”, comenzó relatándole Gómez a MendoVoz. Y prosiguió: “Cuando descendías te daba la impresión de encontrarte con una base militar en el aeropuerto. Camino al cementerio te seguían los militares ingleses en vehículos y helicóptero. Eso fue raro, te da cosa. Nos pusieron en colectivos diferentes, uno para prensa y otro para los familiares. Esto me permitió ser el primero en entrar al cementerio y desde allí presenciar que, por un momento, el viento se detuvo y que por un minuto solo sentí un silencio extremadamente fuerte”.

Esta escena le posibilitó al lujanino visualizar la llegada de los familiares que se reencontraron con sus seres queridos identificados recién a partir del 2017 hasta la fecha.

Es que, de los 237 soldados sepultados en Malvinas, 123 no fueron reconocidos, por lo que sus lápidas rezan: “Soldado argentino solo conocido por Dios”.

“Fue desgarrador ver entrar a familiares de soldados al cementerio de Malvinas. No bien entraron, comenzaron a gritar y llorar. Una imagen muy fuerte fue la de una mujer en silla de ruedas, a mi parecer, la mamá de uno de los soldados, la cual era trasladada por un militar inglés. La situación me pareció tan rara y triste que no me pude contener y comencé a llorar. De hecho no podía parar de llorar, así que me corrí para un costado y traté de no molestar a nadie. Pero entendí que ellos querían una foto con sus seres queridos y entonces hice lo que tenía que hacer”.

Un amor sin rencor

Ese miércoles 13 de marzo, dos de las familias que viajaban habían recibido la noticia de que dos soldados argentinos pasaban a formar parte del grupo de los 88 excombatientes identificados gracias al trabajo de reconocimiento que realizan desde hace dos años los gobiernos de Argentina y Reino Unido, y el Comité Internacional de la Cruz Roja.

“Hubo un emotivo homenaje a los soldados caídos, una misa, una foto grupal... Se desplegó por primera vez la Bandera argentina, cosa que te emocionaba mucho. También cantó Alejandro Lerner para los familiares y fue algo impresionante. El trompetista, quien formó parte del Ejército y recuperó hace poco la trompeta que le fue arrebatada cuando los argentinos cayeron ante los ingleses, tocó y nadie pudo contener las lágrimas. Ese hombre fue una persona agradable y muy buena con todos los que estuvimos”, manifestó el profesional.

“Cuando vas conociendo las historias familiares, te involucrás y te duele porque su realidad es muy cruda. Son personas que no tienen nada, ni un respaldo, ni un subsidio... Nada. Las madres que ya son viejitas, en silencio, llegaron a ver a sus hijos enterrados, sin quejas, sin rencor y llenas de perdón. Entre ellas, fue la hija de uno de los soldados a conocer a su padre, al que nunca vio porque su madre apenas transitaba unos meses de embarazo cuando la guerra comenzó. Esas personas merecen ser reconocidas por todo lo que han conseguido desde el amor”.

El final inesperado

La vuelta a la Argentina no fue menos importante ya que, al ingresar al aeropuerto de Ezeiza, los familiares fueron recibidos por excombatientes, allegados de los caídos, las bandas del Ejército Argentino y del Regimiento de Patricios, funcionarios, miembros de los derechos humanos, la Cancillería y -sobre todo- público. “No dejaron de aplaudir y gritar: ‘Viva la Patria’. Fue un momento único”, concluyó el fotógrafo.

A los dos días de haber concluido el viaje, Gómez editó y les envió las fotos a los familiares, quienes se contactaron con él para agradecerle el apoyo y sostén que fue durante las siete horas que duró la travesía que cambió para siempre sus vidas.

Fotos: gentileza de Gerardo Gómez

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