Hallan paisaje sagrado inca en la Laguna del Diamante
El descubrimiento del Conicet revela que la extensión del imperio fue mayor de lo que se conocía hasta ahora.Un grupo de especialistas del Conicet identificó un conjunto de estructuras arquitectónicas incas, en el Área Natural Protegida Laguna del Diamante (San Carlos), que revelarían la existencia de un antiguo paisaje sagrado. El estudio aporta la primera evidencia de que esta civilización se extendió más al sur de lo que se creía hasta el momento.
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Lo novedoso del descubrimiento es que, por un lado, evidencia cómo los Incas, hace 500 años, construyeron una geografía sagrada que se expresa en un conjunto extraordinario de más de 40 estructuras arquitectónicas, lo que indica que esta sociedad creó allí paisajes ceremoniales que rodean al volcán Maipo y a la Laguna del Diamante, y, por otro lado, revela que el imperio se extendió 150km más al sur del río Mendoza.
Sol Zárate Bernardi y Víctor Durán, especialistas del Conicet en el Laboratorio de Paleoecología Humana del Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas, lideraron la investigación con el apoyo de personal de la Dirección de Áreas Protegidas del Gobierno de Mendoza. La Fundación Williams y la Estancia El Sosneado de Sominar otorgaron subsidios para realizar los trabajos de campo en el marco de un proyecto de la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado de la UNCuyo. En estos estudios participan profesionales del Conicet, de la Universidad Nacional de Cuyo, de la Universidad Nacional de La Plata y de universidades extranjeras.
“Tiempo atrás, los arqueólogos creían que el dominio incaico se limitaba al Valle de Uspallata y al río Mendoza en su sección cordillerana, basándose en la presencia de tambos y del Camino del Inca, el Qhapaq Ñan. Sin embargo, ahora hemos encontrado sitios arqueológicos con material inca mucho más al sur. Los hallazgos en la Laguna del Diamante son significativos, ya que podrían extender ese límite hasta el río Diamante. Cuando hablamos de este río, nos referimos a su cuenca más alta, donde se encuentra la Laguna del Diamante, en el Área Natural Protegida”, explicó Durán.
Y agregó: “En el 2020 encontramos varias rocas con marcas de rayos, naturales y antrópicas, lo que indicaba que para los Incas ese lugar era una huaca (lugar sagrado), y en el año 2022 aparecieron dos conjuntos de estructuras arquitectónicas muy grandes, descubiertas por especialistas chilenos que las vieron a través de una imagen satelital y nos avisaron. Fuimos y nos encontramos con estos maravillosos sitios, uno de los cuales fue construido con el propósito de hacer observaciones astronómicas como la puesta del sol durante el solsticio de diciembre. Desde entonces, gracias a un acuerdo con la Dirección de Áreas Protegidas y el apoyo de los guardaparques, hemos encontrado otras 40 estructuras. Hoy contamos con pruebas sólidas de que la mayor parte de esas estructuras se construyeron con un propósito principalmente ceremonial vinculado al volcán Maipo, al que deben haber considerado un apu (una deidad)”.
Los hallazgos sugieren que el Estado inca pudo haber controlado estos ambientes de altura para mantener una red de tráfico especializado que conectaba el Valle Central chileno con los valles orientales de Uco y Jaurúa. “El registro que obtuvimos nos acerca a una comprobación: la gente que construyó estas estructuras arquitectónicas en la Laguna del Diamante procedía del centro administrativo principal de la región que estaba en lo que hoy es Santiago de Chile”, comenta el científico.
Los estudios realizados por el equipo permitieron identificar caminos y sendas, algunos marcados con rocas colocadas en forma vertical. También se encontraron muros grandes, algunos de más de doscientos metros, y muros bajos que delimitaban caminos hacia el volcán. Además, se hallaron recintos inusuales, estructuras circulares unidas por pequeños caminos, y estructuras rectangulares surcadas por pasillos, junto con geoglifos. Los geoglifos son figuras que se dibujan en la superficie del suelo utilizando rocas. La mayoría de ellos en el área de la caldera del Diamante están vinculados a sitios con arquitectura monumental y a otras expresiones de arte rupestre que simulan marcas de rayos, lo que da cuenta de un proceso de apropiación cultural de este paisaje natural”, explicó Zárate Bernardi.
La investigación sugiere un proceso de sacralización de los espacios dominados por el volcán Maipo y la Laguna del Diamante, en el que pudieron haber participado mitimaes (grupos de personas que los Incas trasladaban de una región a otra dentro de su imperio, el Tawantinsuyu), provenientes del área circum-puneña (región cultural y geográfica que rodea el altiplano de los Andes). Si bien la investigación se originó en el lado argentino, debe articularse con estudios procedentes de Chile por lo que colaboran en el proyecto arqueólogos de ese país. De hecho, los resultados de esta investigación se publicarán en una importante revista científica trasandina.
Es relevante destacar el valor que tiene este hallazgo para comprender la civilización inca: “Los Incas entendían que los cerros eran dioses en sí mismos o lugares donde estos habitaban. Creían que tanto ellos como el resto de la humanidad y todos los seres vivos surgían de pacarinas (lugares de origen), y que algunas de estas pacarinas eran cuerpos de agua o lugares similares a la Laguna del Diamante. Por lo tanto, ese espacio cobró una enorme importancia en sus creencias. Actualmente, estamos estudiando caminos ceremoniales que ascendían por el volcán Maipo y que posiblemente llegaban a su cumbre. Acompañan a estos caminos estructuras arquitectónicas muy llamativas, que se localizan sobre todo en el faldeo norte del volcán. Entre nuestros objetivos para próximas campañas, está el de relevar el cráter del volcán Maipo”, comentó la científica.
Por último, Durán afirmó que este hallazgo es relevante porque proporciona información sobre las estrategias de dominación de los incas, que no solo habrían utilizado la fuerza, sino también el convencimiento y la religión. “Haber encontrado un lugar donde construyeron un paisaje sagrado revela en qué creían y cuáles eran sus dioses, lo que modifica significativamente nuestra comprensión sobre el modo de vida y el pensamiento de esta gente hace 500 años. Además, es importante porque nos muestra que nuestro pasado prehispánico es profundo, complejo y rico, lo que enriquece nuestro presente. Nos hace sentir que somos ciudadanos de un estado con una historia americana muy profunda y creo que eso debería enorgullecernos y hacernos querer más la tierra en la que vivimos”, concluyó el científico.