La reserva Ñacuñán estrenó un sendero educativo autóctono
La inauguración fue durante la celebración del 57º aniversario del área protegida ubicada en Santa Rosa.La Dirección de Recursos Naturales Renovables de la Provincia celebró el 57º aniversario de la creación de la primera reserva de la provincia de Mendoza, junto con los alumnos de la escuela Nuestra Señora del Carmen de Cuyo, pobladores y vecinos de Ñacuñán, el Instituto Argentino de Investigación de las Zonas Áridas (Iadiza), la Municipalidad de Santa Rosa y Edeste.
“La reserva cuenta con esculturas talladas, cartelería y demás figuras que permiten que los visitantes puedan, desde cada uno de los reinos de la fauna, identificar y conocer la fauna nativa. Pudimos recorrer el sendero con los chicos de la escuela e interactuando con el personal guardaparque”, expresó Pablo Mastragelo, jefe de Guardaparques.
Durante la jornada, el personal de la reserva Ñacuñán compartió una merienda con los alumnos y recorrieron el nuevo sendero educativo denominado Habitantes del Monte. El lugar es visitado por lugareños y turistas que buscan una nueva experiencia con la naturaleza. Quienes deseen interiorizarse de sus propuestas pueden consultar la fan page de la reserva.
Primera reserva de la provincia
El área natural protegida fue creada para recuperar y proteger el bosque de algarrobo, sometido a la tala indiscriminada desde principios del siglo 20 hasta 1937. En 1961 fue declarada reserva forestal por la ley provincial Nº2.821, abarcando aproximadamente 12.300 hectáreas, con el objetivo de la recuperación del bosque de algarrobo y la investigación biológica.
Inicialmente fue administrada por el Iadiza y posteriormente se sumó la Dirección de Recursos Naturales Renovables. Es la primera reserva creada en Mendoza, bajo la denominación de reserva forestal, con el propósito de proteger el bosque de algarrobos que había sido sometido a una fuerte explotación en el primer cuarto del siglo XX, con el fin de utilizarlo para abastecer de productos madereros como leña, carbón y postes para el alumbrado de la ciudad de Mendoza.
Desde su creación, el principal objetivo es proteger distintos ecosistemas del bosque abierto de Prosopis flexuosa o algarrobal, como también conservar el suelo y las especies autóctonas vegetales y animales en condiciones naturales.
Otro fin es la realización de estudios y experiencias tendientes al conocimiento de la biología y la ecología de las zonas áridas, con miras a la utilización de recursos que asegurarán su conservación. A estos objetivos de conservación e investigación deben agregarse, en la actualidad, los de educación ambiental y desarrollo sustentable.