Los "chalecos amarillos" copan las calles de Francia

Muchas ciudades realizan marchas, mientras la prensa habla de un total de 230 bloqueos de carreteras y rutas.
sábado, 15 de diciembre de 2018 · 16:46

PARÍS- Los "chalecos amarillos" volvieron a ganar las calles de Francia con una manifestación masiva en París, donde hubo algunos altercados y gases lacrimógenos, pero menos violencia que en jornadas anteriores, aunque con una muerte en un accidente causado por un bloqueo.

Una mujer perdió la vida en medio de una manifestación, a raíz de un accidente con una moto, y se transformó así en la séptima víctima fatal en el marco de esas protestas espontáneas contra el aumento de los combustibles y otras tasas.

La mujer, de 44 años, falleció en un accidente en la ruta nacional 2, al noreste de París, según radio France Bleu Picardie, cuando su compañero que guiaba la moto hizo una brusca maniobra de esquive y el vehículo terminó arrollado por un auto en el carril contrario.

Unos tres mil manifestantes se congregaron en la capital francesa, mil en los Campos Elíseos, mientras que también frente al tradicional Palacio de la Ópera también hubo una masiva protesta con una sentada planificada anticipadamente.

Fue la quinta semana de protestas, que han puesto en apuros al gobierno de Emmanuel Macron.

Los manifestantes se expresaron a coro contra el presidente y cantaron repetidamente La Marsellesa, el emblemático himno nacional del país.

Entre las consignas que se observaban se destacaban: "Macron, renuncia" y "Macron, cuidado, llegan los Robin Hoods".

Momentos de tensión se vivieron cuando escuadrones de la policía, armados fuertemente y con escudos, se plantaron frente a los manifestantes, que les gritaban insultos y cantaban a viva voz el himno.

Esta tarde, en la zona de la Ópera, los manifestantes seguían llegando desde todos puntos de país, rodeados por una alineación policial masiva. Entre otras cosas, se observaban gendarmes a caballo y un par de vehículos blindados, listos para actuar.

A las 13 (hora local), los "chalecos amarillos" realizaron en París un minuto de silencio en homenaje a las víctimas del ataque terrorista recientemente ocurrido en Estrasburgo, donde cuatro personas perdieron la vida por disparos de un "radicalizado" que dos días después del hecho fue abatido por la policía.

En París, 85 personas fueron demoradas por la policía al margen de la manifestación de "chalecos amarillos" y 46 de ellas fueron puestas en detención, reportó la Prefectura.

Se trata de cifras mucho más bajas que las registradas el sábado pasado en la misma marcha, donde 500 fueron identificadas y cerca de 300 detenidas.

En el Palacio de la Ópera, donde se reunían la mayoría de los "chalecos amarillos" (dos mil, según algunos medios de prensa) apareció una delegación de la confederación gremial CGT de izquierda, con chalecos rojos.

Los representantes sindicales fueron calurosamente aplaudidos por la multitud de "chalecos amarillos", que también gritaron "¡Vamos a seguir al sindicato!". Incluso, los políticos de extrema derecha como Gilbert Collard, de Agrupación Nacional (anteriormente, Frente Nacional), y de extrema izquierda, como Erico Coquerel y Alexis Corbiere, de France Insoumise, y Olivier Besancenot, del Nuevo Partido Anticapitalista, estaban en el lugar.

Después de cierta tensión entre el Arco de Triunfo y el Trocadero, con el lanzamiento de gases lacrimógenos por parte de la policía, la situación volvió a calmarse en este quinto sábado de protestas.

Hubo algunos choques entres manifestantes y policías, pero la batahola fue muy breve.

El despliegue de policías es similar al de la semana pasada, aunque parecieran lucir una actitud más mesuras. Hay 8.000 efectivos en la capital para controlar el orden.

Pero el reclamo no se hizo sentir solo en París, ya que muchas ciudades ofrecen manifestaciones similares y la prensa habla de un total de 230 bloqueos de carreteras y rutas.

El movimiento de los "chalecos amarillos", sin estructura ni dirigentes y que nació espontáneamente en rechazo a un impuesto a la gasolina, expresa el hartazgo de la clase media baja por la pérdida de poder adquisitivo.

También es eco de la preocupación de los habitantes de pequeñas ciudades y de zonas rurales ante una situación de "abandono" y desaparición de servicios públicos y donde el incremento de los combustibles representa un golpe durísimo.

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