El coronavirus y la milenaria y actual tuberculosis

Un reciente informe de la OMS advierte que la pandemia de la COVID-19 podría afectar las metas para la reducción de la tuberculosis en el mundo.
domingo, 1 de noviembre de 2020 · 08:24

Un reciente informe de la OMS advierte que la pandemia de la COVID-19 podría afectar las metas para la reducción de la tuberculosis en el mundo.

En efecto, en muchos países los recursos humanos, financieros y de otro tipo destinados a la tuberculosis, se han reasignado para hacer frente y dar respuesta a las múltiples complicaciones de la pandemia de la COVID-19. También los sistemas de vigilancia epidemiológica se han visto afectados negativamente.

En Argentina, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación se notifican por año unos 11.000 enfermos de tuberculosis, con una tasa de 26,2/100.000 habitantes y 720 fallecidos. En los últimos años se observa un aumento de casos en niños y adolescentes, representando el 18% del total.

La tuberculosis que se transmite por vía respiratoria como la COVID-19 cuenta con un tratamiento que resulta efectivo, siempre y cuando se diagnostique precozmente y se complete dicho tratamiento. Su abandono se considera uno de los principales obstáculos para el control de la tuberculosis, porque disminuye la eficacia de los programas nacionales, al incrementar el riesgo de transmisión del bacilo, y aumentar la probabilidad de resistencia bacteriana a los antibióticos, la cual predispone a su vez a una mayor frecuencia de recidivas y fracasos.

En un estudio realizado entre marzo y junio de este año (Palmero Domingo y colaboradores), en 5 hospitales de la ciudad de Buenos Aires, 23 personas enfermas fueron diagnosticados con ambas patologías (Tuberculosis y Covid 19), de las cuales el 17% tenían menos de 16 años y el 74% correspondían a poblaciones vulnerables. Seis pacientes informaron antecedentes de tratamiento previo, incompleto en cuatro de estos casos, y el resto se trató de diagnósticos nuevos.

Esta asociación de la COVID-19 con otras patologías infecciosas o no infecciosas, y facilitado por condiciones sociales y ambientales que afectan la salud humana, llevó a replantear el termino pandemia, y evaluar reemplazarlo por el de sindemia.

El término sindemia (sinergia y pandemia) -Merrill Singer 1996- implica que dos o más enfermedades interactúan de forma tal que causan un daño mayor que la mera suma de estas dos enfermedades.

Se torna muy preocupante que puedan aumentar los casos de tuberculosis por las dificultades para acceder a un sistema de salud sobrecargado por la COVID-19, el incremento de la pobreza, y la reducción de la movilidad poblacional por las medidas de aislamiento y cuarentena.

Muchas personas afectadas por tuberculosis no tienen síntomas evidentes, o no se sienten tan mal como para consultar a un centro de salud, sin embargo, la enfermedad sigue avanzando en sus cuerpos, mientras además contagian a otras personas.

Es en consecuencia fundamental seguir garantizando la vacuna BCG al niño recién nacido, y abastecer y supervisar los tratamientos por tuberculosis, favoreciendo la accesibilidad a centros de salud y/o hospitales. Frente a un paciente sospechoso de presentar COVID-19, es preciso hacer el diagnóstico diferencial con otras patologías, incluyendo la tuberculosis. Es fundamental no abandonar este otro "frente de batalla".

Por Enrique Vicente Casanueva Martínez, médico, jefe de Infectología Infantil del Hospital Universitario Austral.
 

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