La Tía Rada: 30 años de esfuerzo y trabajo

El negocio familiar de Paso de los Andes y Francia recibió un homenaje por su aniversario. Acá te contamos la historia.
viernes, 10 de mayo de 2019 · 07:00

Muchos conocerán La Tía Rada, en la esquina de Paso de los Andes y Francia de Godoy Cruz, donde se comen las milanesas tal vez más ricas de la provincia y de un tamaño extragrande, que desbordan el plato.

Detrás de ese negocio familiar, que cumplió 30 años el pasado 1, hay una larga historia de esfuerzo, sacrificio y trabajo de su creadora: Martha Manrique.

Esta vecina de Villa Hipódromo, de 81 años, comenzó a trabajar desde muy joven en la cocina, primero en una empresa de banquetes. Luego estuvo muchos años en La Perla (un restaurante que estaba en donde hoy se encuentra el Instituto San Vicente Ferrer, frente a la Plaza Departamental de Godoy Cruz) y después llegó a la esquina de San Martín y Buenos Aires. Ahí había un lugar llamado Mónaco, que con el tiempo fue cambiando de nombre a Cascote y -finalmente- Rada III, donde fue el inicio de lo que hoy es La Tía Rada.

 

Los comienzos
René, hija de Martha, en diálogo con MendoVoz relató los detalles de ese duro y sacrificado comienzo, en 1989. 
“Los dueños de Rada III eran dos hermanos, pero no les iba bien con el negocio. Entonces, como no le podían pagar a mi mamá, le propusieron que si se animaba a trabajarlo y que les pagara por día como una especie de alquiler, con la condición de que tomara a uno de los mozos, el más antiguo, ya que le faltaban poquitos años para jubilarse. Así empezamos”, relató la mujer.

Fue un 1 de mayo. Comenzaron con la limpieza y el orden del local. Solo tenían unos mostradores, una heladera y casi nada de mercadería. “Había un cajón de vino”, recordó René. El primer cliente que se acercó pidió una pizza y tuvieron que salir corriendo a comprar unas prepizzas a un supermercado que quedaba cerca. 

“Comenzamos desde cero. Trabajábamos tres mujeres: mi mamá, una prima y yo. Vendíamos pizzas, empanadas y lomos, todo lo que ella siempre había trabajado en el lugar. Todo fue de a poquito, desde muy abajo. En mi caso, pasé por la caja, fui moza y bachera, todo lo que se necesitaba”, recordó René quien en ese entonces tenía 26 años.

“En una época tuvimos abierto las 24 horas. Fueron dos o tres años con desayuno, almuerzo, mediatarde y cena, porque era el único negocio que había en la San Martín. Cuando venían los chicos de los boliches de la San Martín Sur pasaban y nosotros teníamos abierto; no había negocios en esa zona. Vendíamos bastante, especialmente los sábados a la noche. Y ahí se sumó a trabajar mi hermano Rubén”, relató.

 

La crisis y la mudanza
Pasaron 11 años y estalló la crisis del 2001. Los alquileres subieron y tuvieron que dejar atrás la esquina de San Martín y Buenos Aires. Fueron momentos de decisiones en el ámbito familiar. Sin embargo, con el empuje y el entusiasmo de Martha pudieron sobrellevar los cambios venideros. 

“Vivíamos a cinco cuadras de Francia y Paso de los Andes, y la esquina se alquilaba. Mi mamá habló con el dueño y decidimos mudarnos. Fue un gran cambio, por el temor a perder clientes, pero la gente la seguía mucho a mi mamá”, contó René.

En ese momento, los dueños de Rada III le ofrecieron a Martha la llave del negocio, pero ella no tenía dinero para comprarlo. Su marido era albañil, siempre se había dedicado a la construcción, y la única opción fue hipotecar la casa familiar. “Así fue que gracias a Dios lo compramos, alquilamos el local y le cambiamos el nombre -dijo René-. A mi mamá le decían La Tía, entonces le pusimos La Tía Rada”.

El boom de la milanesa
El menú característico de La Tía Rada es el plato de milanesas con papas fritas, pero no un simple plato sino una bandeja con una gran porción que rinde para dos. Así lo expresó René: “Siempre nos hemos caracterizado por los platos abundantes. Cuando hemos ido a comer a otros lugares veo los platos y ahí me doy cuenta que con nuestras porciones del negocio comen dos”.

“La milanesa siempre fue el boom, y una milanesa bien grande -remarcó-. Pedimos que la carne la corten atravesada, trabajamos la nalga, y siempre tratamos de que sea buena calidad por más que aumente el precio nosotros nunca bajamos la calidad”.

En cuanto a la situación económica actual del país, René precisó que las ventas han disminuido muy poco, “acá lo difícil es pagar los impuestos, toda la ganancia se va en tantas cosas... La peleamos todos los días con mucho sacrificio”.

 

“Su presencia es suficiente”
Máxima Martha Manrique -más conocida como Martha- es el alma del negocio familiar. Con 81 años, “tiene más pilas que todos”, relató su hija. “Muchas veces se queda conmigo hasta las 2 o las 3 y hay que estar retándola porque no se queda quieta”, contó jocosamente. 



“Está en todos lados, pero siempre en la cocina. Y cuando ella está, todo sale de 10. No necesita gritar ni enojarse. La ven a ella y tiene algo especial. Con solo su presencia es suficiente”, remarcó con orgullo René.
Al ser un negocio familiar, en La Tía Rada trabajan Martha, sus hijos René (58), Rubén (62) y Marisa (34), y sus nietos. Abren de lunes a sábado. 

El local cuenta con distintos ambientes y un gran patio que pudieron ampliar hace tres años, cuando lograron alquilar los inmuebles aledaños. 

 

Homenaje municipal
Los 30 años de La Tía Rada tuvieron un merecido festejo. La celebración llegó de la mano de la Municipalidad de Godoy Cruz que quiso homenajearlos con una distinción del Concejo Deliberante y un evento artístico para los vecinos y clientes.

El festejo fue el 3 de mayo -Día Internacional de la Milanesa- con tango, milonga y milanga para todos. Cortaron la calle Francia, pusieron mesas y sillas, y abrieron el portón del patio del negocio para compartir entre todos la gran fiesta de la milanesa.

“Cuando el Municipio me propuso realizar el evento por el Día Internacional de la Milanesa acepté, me comentaron del cierre de la calle pero nunca me imaginé la cantidad de gente que iba a asistir ni tampoco el reconocimiento por los 30 años del negocio. Estuvo todo muy lindo”, sostuvo René.

“Se trata de un homenaje y un reconocimiento por los 30 años de tanto esfuerzo es un negocio que se encuentra una de las zonas más antiguas del departamento. El objetivo de esto no es también poner en valor esta zona de la calle Paso de los Andes”; le dijo Adriana Yenaropulos, directora de educación y empleo del municipio, a MendoVoz.

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